En picado
Publicado en Sin tema. com. José Ángel García Landa
En picado está cayendo el abuelo, justo antes de cumplir los 93. Si
mis padres hubieran venido la semana pasada, lo habrían encontrado en su
ser, tan normal, con su ritmo lento el hombre. Pero hoy, una semana
después, no sé si lo van a encontrar en absoluto cuando vengan esta
tarde. Tras una gripe, se ha desorientado y ha perdido la noción de
dónde está y qué es lo que va a hacer. Primero con despistes ligeros,
pero desde ayer tarde está entrando en un mundo irreconocible. Se
levanta y no sabe dónde va, sale al balcón creyendo que es la cocina, y
ni siquiera cuando le señalas la calle comprende dónde está. Los
recuerdos y la información básica sobre quién es y dónde está se le
volatilizan como por ensalmo, y delira: ve cosas por el suelo, charcos,
hormigas; globos flotando por el aire, terneras en el cuarto—o se mete
en la ducha con una vaga idea de ir a ver a no sabe qué vecino y se
queda allí traspuesto. Y sin embargo anteayer vinieron a verlo su hija y
nietos de Madrid, y los reconoció a todos y bien que se alegró de la
sorpresa. La cosa va de un momento a otro: de repente ya no sabe bien en
lo que está, se pregunta si está viviendo en un colegio, no distingue
un cuarto de otro ni entiende lo que le preguntas—está en otra película
(de buen humor, pero en otra dimensión). Lo peor es que sin información
no funcionamos, no hay manera. Se levanta a afeitarse a las seis sin una
idea muy clara, no encuentra la luz, y se ha dado un costalazo. Cierto
que aun teniendo información apenas se tenía en pie esta semana.
Posiblemente tenga la cadera rota; de momento lo están examinando en el
hospital. Me ha parecido una despedida definitiva cuando se lo llevaba
la ambulancia. Es dudoso que se vuelva a parecer al que era: ése se ha
ido esta semana sin que nos enterásemos, por evaporación súbita.
Y
otra cosa que da miedo pensar, casi igual de terrible: lo poco que se
enteran los niños de lo que está pasando y de lo que significa. Todo
realidades alternativas que se cruzan a oscuras, ignorándose y casi sin
tocarse.
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