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viernes, 12 de julio de 2024

La eternidad de lo que ha sido

Todo pasa y todo queda. En un libro que escribió al fin de su carrera, Jean d'Ormesson da voz a la humanidad y a su historia, contándonos lo que pasó en el mundo en la primera persona cambiante a través de la historia de múltiples protagonistas. Termina el libro con una mirada al lejano futuro, al olvido de todo que acecha con la extinción de la humanidad, de sus historias y de sus recuerdos. Pero en un casi epílogo, "Une beauté pour toujours," nos presenta la otra cara de la moneda—la eternidad de lo que es, de lo que será y de lo que ha sido—la inscripción en la realidad eterna, más allá de toda memoria y toda historia, de todo lo que ha sido en este mundo que abarca todos los mundos. 

Moriremos, hemos muerto ya en cierto sentido, pero no moriremos del todo, pues hemos vivido, y nuestra historia ha sido. 

Y así dice de sí misma:

Todo pasa. Todo acaba. Todo desaparece. Y yo que me imaginaba que iba a vivir para siempre, ¿qué pasa conmigo?

No es imposible que sea yo una especie de caballo enloquecido, sin Dios ni amo, entregado a los caprichos del azar, y que galopa hacia no sé qué. Quizá no voy a ninguna parte, sin programa y sin reglas, al azar y al tuntún. Digámoslo en una palabra: no es imposible que no tenga yo el menor sentido. Paso, duro, fluyo con el tiempo, edifico, destruyo... y de mí, como de vosotros un día, más o menos lejano, nada quedará.

Pronuncio estas palabras, y mientras las digo, no me creo nada. Soy la historia, yesa historia, en su totalidad, mis bosques nativos, el Éufrates, el Nilo, el Indo, Homero y la guerra de Troya, la invención de la escritura y de las matemáticas, el Sueño de Santa Úrsula y el Sueño de Constantino, la fe y la esperanza, el Concerto número 21, y vuestros errores y vuestras penas mezclados con esa sed de justicia y de belleza que tanto os ha trabajado, todo lo que ha aparecido antes de pasar, no puede desaparecer con lo puesto. Lo que ha sido ha sido, e incluso si mi vida no es más que una especie de sueño, ese sueño ha cortado la nada y la eternidad.

Uno de vuestros grandes hombres, hacia mediados del siglo XX, Vladimir Jankélévitch, escribe palabras inolvidables: "Si la vida es efímera, el hecho de haber vivido una vida efímera es un hecho eterno."

Yo tampoco, lo sabemos, todos lo sabéis, tampoco soy eterna, puesto que soy el tiempo y el tiempo pasa. He pasado. Paso. Pasaré. Pero que haya pasado yo bajo la especie de la historia por este mundo efímero en el que habéis vivido es una verdad y una belleza para siempre, y ni siquiera la muerte puede nada contra mí.

 


 

   


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domingo, 31 de diciembre de 2023

To Death and Back (How Art Made the World)

 

 



How Art Made the World. Documentary film series. Episode 1: More Human than Human. Dir. and prod. Nick Murphy. Presented by Nigel Spivey. Exec. Prod. Kim Thomas. Series prod. Mark Hedgecoe. BBC / KCET Hollywood, 2005. Online at DailyMotion (2022).*

https://dai.ly/x8f2xww

         2023

_____. How Art Made the World, 2: The Art of Persuasion. Prod. and dir. Francis Whately. Presented by Nigel Spivey. Series prod. Mark Hedgecoe. BBC / KCET Hollywood, 2005. Online at DailyMotion (2022).

         https://dai.ly/x8f40oe

         2023

_____. How Art Made the World: The Day Pictures Were Born. ("BBC Documentary - How Art Made The World 2 of 5 - The Day Pictures Were Born."). Series prod. Mark Hedgecoe. BBC / KCET Hollywood, 2005. YouTube (Ryou Boniface) 20 July 2015.*

https://youtu.be/eQWKpKbvc9M

         2023

_____. How Art Made the World: Once upon a Time. Prod. and dir. Francis Whately. Presented by Nigel Spivey. Series prod. Mark Hedgecoe. BBC / KCET Hollywood, 2005.  Online at DailyMotion  (2022, mistitled as "The Art of Persuasion").*

         https://dai.ly/x8f59l7

         2023

_____. How Art Made the World: To Death and Back. Prod. and dir. Ben McPherson. Presented by Nigel Spivey. Series prod. Mark Hedgecoe. BBC / KCET Hollywood, 2005.   Online at DailyMotion (Educational Documentaries) (2022).*

https://dai.ly/x8f7z44

         2023



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sábado, 16 de diciembre de 2023

Bret and Heather 203rd DarkHorse Podcast Livestream: Cause of Death

   


Weinstein, Bret, and Heather Heying. "Bret and Heather 203rd DarkHorse Podcast Livestream: Cause of Death." Video. YouTube (Bret Weinstein) 13 Dec. 2023.* (Antisemitism, US woke universities, Punishment and Comeuppance; Mortality; Obituaries, Covid vaccine mortality, Denis Rancourt).

https://www.youtube.com/live/nLHCtyWmWYs

         2023

 

 



Fatal Toxicity

miércoles, 14 de junio de 2023

Muerte, Ausencia, Indiferencia y Celos

 


En La Galatea de Cervantes, cuatro pastores lamentan por turnos en una égloga las causas de sus respectivas penas de amor: la muerte de la amada, su ausencia, su indiferencia, o los celos—debatiendo cuál de éstas es la que más sufrimiento da. Y sigue el comentario, glosa y sentencia del discreto pastor Damon, que por desgracia ellos no escuchan...

 

Crisio

Al que ausencia viene a dar

Su cáliz triste a beber,

No tiene mal que temer

Ni ningún bien que esperar.

    En esta amarga dolencia

No hay mal que no esté cifrado

Temor de ser olvidado,

Celos de ajena presencia;

     Quien la viniere a probar,

Luego vendrá a conocer

Que no hay mal de que temer

Ni menos bien que esperar.

 

Orompo

Ved si es mal el que me aqueja

Más que muerte conocida.

Pues forma quejas la vida

De que la muerte la deja.

    Cuando la muerte llevó

Toda mi gloria y contento,

Por darme mayor tormento,

Con la vida me dejó.

    El mal viene, el bien se aleja

Con tan ligera corrida

Que forma quejas la vida

De que la muerte la deja.

 

Marsilio

En mi terrible pesar

Ya faltan, por más enojos,

Las lágrimas a los ojos

Y el aliento al suspirar.

    La ingratitud y desdén

Me tienen ya de tal suerte,

Que espero y llamo a la muerte

Por más vida y por más bien.

    Poco se podrá tardar,

Pues faltan en mis enojos

Las lágimas a los ojos

Y el aliento al suspirar.

 

Orfenio

Celos, a fe, si pudiera,

Que yo hiciera por mejor

Que fueran celos amor,

Y que el amor celos fuera.

    Deste trueco granjeara

Tanto bien y tanta gloria,

Que la palma y la victoria

De enamorado llevara.

    Y aun fueran de tal manera

Los celos en mi favor

Que, a ser los celos amor,

El amor yo solo fuera.

 

Con esta última canción del celoso Orfenio dieron fin a su égloga los discretos pastores, dejando satisfechos de su discreción a todos los que escuchado los habían, especialmente a Damon y a Tirsi, que gran contento en oírlos recibieron, pareciéndoles que de más de pastoril ingenio parecían las razones y argumentos que para salir con su propósito los cuatro pastores habían propuesto.

Pero habiéndose movido contienda entre muchos de los circunstantes sobree cuál de los cuatro había alegado mejor su derecho, en fin se vino a conformar el parecer de todos con el que dió el discreto Damon, diciéndoles que él para sí tenía que, entre todos los disgustos y sinsabores que el amor trae consigo, ninguno fatiga tanto al enamorado pecho, como la incurable pestilencia de los celos, y que no se podían igualar a ella la pérdida de Orompo, ausencia de Crisio, ni la desconfianza de Marsilio.

—La causa es—dijo—que no cabe en razón natural que, las cosas que están imposibilitadas de alcanzarse, puedan por largo tiempo apremiar la voluntad a quererlas ni fatigar al deseo por alcanzarlas, porque el que tuviese voluntad y deseo de alcanzar lo imposible, claro está que, cuanto más el deseo le sobrase, tanto más el entendimiento le faltaría. Y por esta misma razón digo que la pena que Orompo padece, no es sino una lástima y compasión del bien perdido; y por haberle perdido de manera que no es posible tornarle a cobrar, esta imposibilidad ha de ser causa para que su dolor se acabe, que, puesto que el humano entendimiento no puede estar tan unido siempre con la razón que deje de sentir la pérdida del bien que cobrar no se puede, y que, en efecto, ha de dar muestra de su sentimiento con tiernas lágrimas, ardientes suspiros y lastimosas palabras, so pena de que, quien esto no hiciese, antes por bruto que por hombre racional sería tenido: en fin fin, el discurso del tiempo cura esta dolencia, la razón la mitiga y las nuevas ocasiones tienen mucha parte para borrarla de la memoria.

Todo esto es al revés en el ausencia, como apuntó bien Crisio en sus versos, que como la esperanza en el ausente ande tan junta con el deseo, dale terrible fatiga la dilación de la tornada, porque, como no le impide otra cosa el gozar su bien sino algún brazo de mar o alguna distancia de tierra, parécele que, teniendo lo principal, que es la voluntad de la persona amada, que se hace notorio agravio a su gusto que cosas que son tan menos como un poco de agua o tierra le impidan su felicidad y gloria. Júntase asimismo a esta pena el temor de ser olvidado, las mudanzas de los humanos corazones; y en tanto que la ausencia dura, sin duda alguna que es extraño el rigor y aspereza con que trata al alma del desdichado ausente. Pero, como tiene tan cerca el remedio, que consiste en la tornada, puédese llevar con algún alivio su tormento, y si sucediere ser la ausencia de manera que sea imposible volver a la presencia deseada, aquella imposibilidad viene a ser el remedio, como el de la muerte.

El dolor de que Marsilio se queja, puesto que es como el mismo que yo padezco y por esta causa me había de parecer mayor que otro alguno, no por eso dejaré de decir l oque en él la razón me muestra, antes que aquello a que la pasión me incita. Confieso que es terrible dolor querer y no ser querido, pero mayor seria amar y ser aborrecido. Y si los nuevos amadores nos guiásemos por lo que la razón y la experiencia nos enseñan, veríamos que todos los principios en cualquier cosa son dificultosos, y que no padece esta regla excepción en los casos de amor, antes en ellos más se confirma y fortalece; así que, quejarse el nuevo amante de la dureza del rebelde pecho de su señora, va fuera de todo razonable término,  porque como el amor sea y ha de ser voluntario, y no forzoso, no debo yo quejarme de no ser querido de quien quiero, ni debo hacer caudal del cargo que le hago, diciéndole que está obligada a amarme porque yo la amo. Que, puesto que la persona amada debe en ley de naturaleza y en buena cortesía, no mostrarse ingrata con quien bien la quiere, no por eso le ha de ser forzoso y de obligación que corresponda del todo y por todo a los deseos de su amante: que si esto así fuese, mil enamorados importunos habría que por su solicitud alcanzasen lo que quizá no se les debría de derecho; y como el amor tenga por padre al conocimiento, puede ser que no halle en mí la que es de mí bien querida partes tan buenas que la muevan e inclinen a quererme, y así no está obligada, como ya he dicho, a amarme, como yo estaré obligado a adorarla, porque hallé en ella lo que a mí me falta. Y por esta razón no debe el desdeñado quejarse de su amada, sino de su ventura, que le negó las gracias que al conocimiento de su señora pudieran mover a bien quererle; y así debe procurar con continuos servicios, con amorosas razones, con la no importuna presencia, con las ejercitadas virtudes, adobar y enmendar en él la falta que naturaleza hizo, que este es tan principal remedio, que estoy para afirmar que será imposible dejar de ser amado el que con tan justos medios procurare granjear la voluntad de su señora. Y pues este mal del desdén tiene el bien deste remedio, consuélese Marsilio y tenga lástima al desdichado y celoso Orfenio, en cuya desventura se encierra la mayor que en las de amor imaginar se puede.

¡Oh, celos, turbadores de la sosegada paz amorosa, celos, cuchillo de las más firmes esperanzas! No sé yo qué pudo saber de linajes el que a vosotros os hizo hijos del amor, siendo tan al revés, que por el mismo caso dejara el amor de serlo, si tales hijos engendrara. ¡Oh celos, hipócritas y fementidos ladrones, pues, para que se haga cuenta de vosotros en el mundo, en viendo nacer alguna centella de amor en algún pecho, luego procuráis mezclaros con ella, volviéndoos de su color, y aun procuráis usurparle el mando y señorío que tiene!   Y de aquí nace que, como os ven tan unidos con el amor, puesto que por vuestros efectos dais a conocer que no sois el mismo amor, todavía procuráis que entienda el ignorante que sois sus hijos, siendo, como lo sois, nacidos de una baja sospecha, engendrados de un vil y desastrado temor, criados a los pechos de las falsas imaginaciones, crecidos entre vilísimas envidias, sustentados de chismes y mentiras.

Y porque se ve la destrucción que hace en los enamorados pechos esta maldita dolencia de los rabiosos celos, en siendo el amante celoso, conviene, con paz sea dicho de los celosos enamorados, conviene, digo, que sea, como lo es, traidor, astuto, revoltoso, chismero, antojadizo y aun mal criado; y a tanto se extiende la celosa furia que le señorea, que a la persona que más quiere es a quien más mal desea. Querría el amante celoso que sólo para él su dama fuese hermosa, y fea para todo el mundo; desea que no tenga ojos para ver más de lo que él quisiere, ni oídos para oír, ni lengua para habla; que sea retirada, desabrida, soberbia, mal acondicionada; y aun a veces desea, apretado de esta pasión diabólica, que su dama se muera y que todo se acabe. 

Todas estas pasiones engendran los celos en los ánimos de los amantes celosos; al revés de las virtudes que el puro y sencillo amor multiplica en los verdaderos y comedidos amadores, porque en el pecho de un buen enamorado se encierra discreción, valentía, liberalidad, comedimiento  y todo aquello que le puede hacer loable a los ojos de las gentes. Tiene más, asimismo la fuerza deste crudo veneno: que no hay antídoto que le preserve, consejo que le valga, amigo que le ayude, ni disculpa que le cuadre; todo esto cabe en el enamorado celoso, y más: que cualquiera sombra le espanta, cualquiera niñería le turba, y cualquiera sospecha falsa o verdadera le deshace. Y a toda esta desventura se le añade otra: que, con las disculpas que le dan piensa que le engañan. Y no habiendo para la enfermedad de los celos otra medicina que las disculpas, y no queriendo el enfermo celoso admitirlas, síguese que esta enfermedad es sin remedio, y que a todas las demás debe anteponerse. Y así, es mi parecer, que Orfenio es el más penado, pero no el más enamorado, porque no son los celos señales de mucho amor, sino de mucha curiosidad impertinente; y si son señales de amor, es como la calentura en el hombre enfermo, que el tenerla es señal de tener vida, pero vida enferma y  mal dispuesta, y así el enamorado celoso tiene amor, mas es amor enfermo y mal acondicionado. Y también el ser celoso es señal de poca confianza del valor de sí mismo. Y que sea esto verdad, nos lo muestra el discreto y firme enamorado, el cual sin llegar a la obscuridad de los celos, toca en las sombras del temor, pero no se entra tanto en ellas, que le obscurezcan  el sol de su contento, ni de ellas se aparta tanto que le descuiden de andar solícito y temeroso; que si este discreto temor faltase en el amante, yo le tendría por soberbio y demasiadamente confiado, porque, como dice un común proverbio nuestro, quien bien ama, teme; teme, y aun es razón que tema, el amante que como la cosa que ama es en extremo buena, o a él le pareció serlo, no parezca lo mismo a los ojos de quien la mirare, y por la misma causa se engendre el amor en otro, que pueda y venga a turbar el suyo; teme y tema el buen enamorado las mudanzas de los tiempos, de las nuevas ocasiones que en su daño podrían ofrecerse, de que con brevedad no se acabe el dichoso estado que goza, y este temor ha de ser tan secreto, que no le salga a la lengua para decirle, ni aun a los ojos para significarle; y hace tan contrarios efectos este temor del que los celos hacen en los pechos enamorados, que cría en ellos nuevos deseos de acrecentar más el amor, si pudiesen, de procurar con toda solicitud que los ojos de su amada no vean en ellos cosa que no sea digna de alabanza, mostrándoles liberales, comedidos, galanes, limpios y bien criados; y tanto cuanto este virtuoso temor es justo se alabe, tanto y más es digno que los celos se vituperen.

Calló en diciendo esto el famoso Damon, y llevó tras la suya las contrarias opiniones de algunos que escuchado le habían, dejando a todos satisfechos de la verdad que con tanta llaneza les había mostrado. Pero no se quedara sin respuesta, si los pastores Orompo, Crisio, Marsilio y Orfenio hubieran estado presentes a su plática, los cuales, cansados de la recitada égloga, se habían ido a casa de su amigo Daranio.

 

Amor anticuado

 

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viernes, 24 de febrero de 2023

SUDDEN DEATH EPIDEMIC

 







sábado, 28 de mayo de 2022

Deadbots: Diálogos con los muertos


Suárez-Gonzalo, Sara. "Los deadbots pueden hablar por nosotros tras nuestra muerte—¿Es eso ético?" The Conversation  22 May 2022.*

         https://theconversation.com/los-deadbots-pueden-hablar-por-nosotros-tras-nuestra-muerte-es-eso-etico-183488

         2022

Comentario que le pongo:


José Angel García Landa

Profesor titular de Filología Inglesa, Universidad de Zaragoza

Esto de los ‘deadbots’ parece un paso adelante más en este tema clásico de la ciencia ficción, la suplantación de los humanos por los robots o por la simulación artificial de la vida…. cuya dudosa ética siempre ha sido denunciada, al menos en literatura, desde ‘Frankenstein’. Pero no dudo que habrá gente que se apuntará a esta ‘imitation of life’ igual que a lo videojuegos o al metaverso, la ética va por barrios y cada cual tiene la que más le gusta, o ninguna. En ‘Neuromante’ de William Gibson ya aparecía una conciencia postmortem guardada en un disco con chatbot —y le dice al protagonista, tras darle la información que buscaba, “Oye, y hazme un favor. Borra esta cosa”. Aparece en el artículo, no sé si por casualidad, la frase “La memoria de los muertos”, que se utilizó para traducir el título de una película de Robin Williams, ‘The Final Cut’, sobre un tema parecido en cierto modo. Iba esta película obituarios ‘en vivo’ con conservación de las experiencias grabadas del muerto. Aquí hablaba yo de ella, y la película la recomiendo a los interesados en cine, en obituarios, y en la existencia postmortem: http://vanityfea.blogspot.com/2015/08/retropost-104-28-de-enero-de-2005.html



Por otra parte, el deadbot controlado o éticamente circunscrito al que parece aludir el artículo está inventado desde hace tiempo—se llama libro. Nuestros libros son diálogos con los difuntos (no sólo los que llevan ese título o van sobre ese tema, ya desde la Odisea y la Eneida). Díálogos donde los difuntos siguen hablando con nosotros, de modo circunscrito y, digamos, ético. No es que digan siempre lo mismo, como se quejaba Platón en el Fedro, pero aun cuando dicen cosas nuevas, gracias al tiempo o a la crítica, lo hacen casi siempre de una manera que respeta su espacio y su tiempo, y los coloca en una perspectiva retrospectiva que preserva el respeto debido a las voces de los muertos.

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viernes, 18 de diciembre de 2020

Contra el 'derecho a morir'

 

sábado, 28 de marzo de 2020

"La Muerte no es el Final" - Coro Cantaré - Sesiones en vivo

Muere una generación

miércoles, 11 de marzo de 2020

Erec y Enide


Leyéndome estoy una novela, creo que la última que publicó, de Manuel Vázquez Montalbán, Erec y Enide. Bonita novela de campus, y de más cosas, con mucho name-dropping que la hace no menos interesante; en conjunto mucho más lograda está de lo que me había esperado. 

De homenajes y logros profesionales va. De los clásicos releídos, y su sentido. De la pareja también va, y de su sentido. Del fin de la carrera, del sentido de la vida, del fin del sentido, de la pareja de la vida, de la carrera de la pareja, del fin súbito de la pareja, o de la vida... —que te pilla a veces de improviso, en medio del homenaje, o como a Vázquez Montalbán, en un aeropuerto en Bankgok, mientras creías que estabas allí de paso, y que ibas a otra parte. A darte un homenaje, quizá.


Un prócer



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