Pero no se me espanten. Aunque es enorme, la masacre está hecha a medida de nuestros tiempos en los que nada importa. Me refiero al aborto. Tratan la cuestión en Noticias Intereconomía, del 28 de diciembre (día de los Santos Inocentes), a partir del minuto 6:
El Tribunal Constitucional lleva más de SIETE AÑOS manteniendo aparcado el recurso que se presentó contra la ley del aborto de Zapatero. Al margen de lo que se pueda opinar sobre la cuestión. dada la gravedad del tema para al menos una gran parte de la población, este retraso deliberado y posiblemente definitivo constituye un fraude de ley de unas dimensiones sin precedentes en la historia.
Un fraude colosal y desvergonzado, que a mi entender desacredita completamente a los magistrados miembros del Tribunal Constitucional, a la institución misma, y a todas las cuestiones sobre las que (en cambio) sí se pronuncian, por motivos —parece claro— no de justicia o de jurisprudencia, sino de mero oportunismo partidista.
Vendedores de la ley, y vendedores de la dignidad humana. Ahí los tenemos, presidiendo—a Rajoy y a sus acólitos, y a los siervos encumbrados que colocan en el Tribunal Constitucional. Malditos sean.
(Y ni siquiera soy un antiabortista radical, aviso. Ellos podrían quizá ser más severos en su juicio).
Esta matanza la mantienen y subvencionan ustedes con su voto.
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