Triste, pero anda que si llega a conseguir sus deseos y morir por vos... Mejor seguir viendo la tele.
(Vaya, me suprimen el videoclip de Amaral donde le dan plantón en su cena casera... Aquí está la canción, anyway):
Y veo en efecto en mi teleordenador Leaving Las Vegas,película bien llevada en algunos aspectos, pero basada en unos personajes absurdos, que se dejan arrastrar por sus adicciones e impulsos irracionales, hasta la propia destrucción sistemática de su vida y la muerte en el caso de Nicolas Cage. Se nos invita a admirar el amor conmovedor, y la posibilidad del sacrificio aun en las situaciones más tiradas (—su amiga prostituta hace el amor con Cage in articulo mortis, por hacerle un último favor, aunque tenía sus partes laborales malheridas, pues venía de sufrir una triple violación). Pero la belleza de estos dolorosos sacrificios queda empañada un tanto por la profunda estupidez e inmoralidad de las elecciones fundamentales de los protagonistas. Bastaría con poner a una actriz gordaburra y bizca en el papel para ver el argumento en sus auténticas dimensiones éticas.
Pero la película precisamente las emborrona: aparte de presentar a la pareja "objetivamente" en sus circunstancias, juzga, y elige, y lo que elige es presentarla como una pareja romántica trágica; y, como hacen ellos, da por supuesto o implanteable el paisaje de fondo sobre el que se desarrolla la historia amorosa, las compulsiones que mueven a los personajes. Película sobre adicciones suicidas, y hecha a medida de los adictos y suicidas, para su mayor dignidad, una vez perdidos de vista mejores ideales. (De hecho John O’Brien se suicidó tras vender los derechos de adaptación para su novela).
Cage se suicida ni sabemos por qué (porque le deja su mujer, o quizá hace que le deje su mujer para suicidarse, y lo de beber es una excusa...). Lo suyo es una adicción terminal al suicidio por delirium tremens. La chica también es adicta, a la prostitución, y al juego, y aún peor, al psicoanálisis, porque la adicción pierde su honesto nombre cuando en medio de tanto análisis ni se plantea la moza la posibilidad de bajar el nivel de vida para coger un trabajo menos remunerativo. Deja, deja, que eso de madrugar e ir a currar.... mejor quejarse de los gordos peludos y babosos que le tocan esta noche. Pobre chica, una tragedia, como el Cage con su proyecto de matarse a lingotazos de ginebra. Tragedias de esas que elige uno voluntariamente. Cuánto más trágicas, ¿no? que si sólo te aterrizasen encima porque sí, como una teja.
De hecho, eso es el ingrediente que salva a la película, esta dosis de tragedia por insuficiencia, o de bien desaprovechado por el desarreglo fundamental de sus personalidades: el amor que sienten uno por otro está bien, es lo único salvable de sus vidas, pero es una pasión subordinada a otras fuerzas y pasiones mucho más poderosas e irresistibles: la pasión por el riesgo, por la autodestrucción, por la autodegradación masoquista, o por el dinero fácil.
O es un amor subordinado a la inercia sin más, que dada una pendiente suficiente, tiene más fuerza que cualquier pasión.
Leaving Las Vegas. Dir. Mike Figgis. Written by Mike Figgis. Based on the novel by John O’Brien. Cast: Nicolas Cage, Elisabeth Shue, Julian Sands, Richard Lewis, Steven Weber, Valeria Golino, Graham Beckel, Carey Lowell, B. Lee Ermey, Mariska Hargitay, Laruie Metcalf, Julian Lennon, Lou Rawls, Ed Lauter, Xander Berkeley, Susan Barnes. Music by Mike Figgis, vocals by Sting. Prod. Ula Cazes and Annie Stewart. USA, 1995.
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