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viernes, 11 de noviembre de 2022

El mundo como teatro como armonía preestablecida

 

Según Arthur Schopenhauer, Parerga & Paralipomena I,6-8:

 "Pero los profundos pensamientos de Malebranche habían dado la ocasión próxima al sistema leibniziano de la harmonia praestabilita, cuya amplia fama y alto prestigio en su tiempo dan prueba de que lo absurdo es l oque con mayor facilidad hace fortuna en el mundo. Aunque no me puedo jactar de tener una clara representación de las mónadas leibnizianas, que son al mismo tiempo puntos matemáticos, átomos corpóreos y almas, me parece fuera de dueda que una suposición semejante, uan vez comprobada, podría servir para ahorrarse todas las hipóptesis ulteriors en orden a explicar la conexión entre lo ideal y lo real, y despachar la cuestión diciendo que ambos están ya totalmente identificado en las mónadas (por eso también en nuestros días Schelling, en cuanto autor del sistema de la identidad, se ha recreado en ello). Pero al célebre filósofo matemático, enciclopedista y político no se le ocurrió aprovecharlas para eso sino que formuló a propósito la armonía preestablecida como fin último. Esta nos ofrece dos mundos completamente distintos, cada uno de ellos incapaz de actuar sobre el otro (Principia philos. § 84 y Examen du sentiment du P. Malebranche, p. 500 ss., en Oeuvres de Leibnitz,  pub. P. Raspe), cada uno el duplicado totalmente superfluo del otro, si bien ambos han de existir a la vez, marchar en exacto paralelismo y mantenerse totalmente acompasados; por eso el Creador de ambos, ya al comienzo, ha establecido entre ellos la más exacta armonía, en la que ahora siguen marchando juntos de la forma más admirable. Dicho sea de paso, la harmonia praestabilita se podría quizá explicar de la mejor manera comparándola con el teatro, donde con gran frecuencia el influxus physicus existe sólo en apariencia, ya que la causa y el efecto no se conectan más que a través de la armonía preestablecida por el regidor; por ejemplo, cuando uno dispara y el otro cae a tempo. En los §§ y62 y 63 de su Teodicea Leibniz ha expuesto el tema en su monstruosa absurdidad de la manera más crasa y con brevedad. Y, sin embargo, en todo el dogma no tiene ni siquiera el mérito de la originalidad, por cuanto ya Spinoza había planteado con suficiente claridad la harmonia praestabilita en la segunda parte de su Ética, en concreto en las proposiciones sexta y séptima con sus corolarios, y de nuevo en la parte quinta, proposición 1, después de que en la proposición quinta de la segunda parte hubiera expresado a su manera la doctrina afín de Malebranche según la cual todo lo vemos en Dios Así pues, Malebranche es el único autor de todo ese argumento y arreglado tanto Spinoza como Leibniz, cada uno a su manera. Leibniz habría podido incluso prescindir del tema, pues abandonó ya el simple hecho que constituye el problema—que el mundo nos es dado inmediatamente como nuestra mera representación— para sustituirlo por el dogma de un mundo corpóreo y un mundo espiritual entre los cuales no es posible ningún vínculo; porque él enlaza la cuestión de la relación entre las representaciones y las cosas en sí mismas con la que se refiere a la posibilidad de los movimientos del cuerpo mediante la voluntad, y soluciona ambas juntas a través de su harmonia praestabilita (Véase système nouveau de la nature, en Leibniz Opp, ed. Erdmann, p. 125.—Brucker hist. ph. Tom. IV., P. II, p. 425) El mo0nstruoso absurdo de su hipótesis lo hicieron patente ya algunos de sus contemporáneos, en especial Bayle, al exponer las consecuencias que de ella derivaban. (Véase, en los Escritos menores de Leibniz traducidos por Huth en el año 1740, la nota a la página 79, en la que Leibniz mismo se ve obligado a exponer las escandalosas consecuencias de su afirmación). Sin embargo, precisamente la absurdidad de la hipótesis a la que fue impulsada una cabeza pensante por el presente problema demuestra la magnitud, la dificultad y la perplejidad del mismo, y en qué poca medida se lo puede eliminar y cortar el nudo con una simple negación, tal y como se osa hacer en nuestros días."

 

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miércoles, 18 de octubre de 2017

Retropost #1829 (18 de octubre de 2007): Peri bloghous

Martinus Scribloguerus, Peri Bloghous

Publicado en Blogs. com. José Ángel García Landa

20071018173552-libros.jpg
El shock de las nuevas tecnologías de la palabra en la era de la impresión masiva, según Marshall McLuhan:


"A fines del siglo XVII se produjo una gran alarma y revulsión ante la creciente cantidad de libros impresos. Las primeras esperanzas acerca de una gran reforma del hombre por medio del libro habían quedado chasquedas, y en 1680 escribía Leibniz: (….) "al final, el desorden se hará casi insuperable" (La Galaxia Gutenberg 382).

Es la época de la Batalla de los Libros de Swift, y de la pugna entre los antiguos y los modernos. El prefacio de Leibniz a su opúsculo podría modificarse, trayéndolo por analogía a la proliferación actual de publicaciones electrónicas evanescentes y despreciadas:

"Me temo que continuaremos durante mucho tiempo en nuestro actual estado de confusión y miseria, por nuestra propia culpa. Temo, incluso, que tras haber agotado inútilmente nuestra curiosidad sin obtener en nuestras investigaciones ninguna ventaja apreciable para nuestra felicidad, las gentes lleguen a sentir disgusto por las ciencias y que una desesperación fatal pueda determinar la vuelta a la barbarie. A este resultado puede contribuir mucho esa terrible masa de blogs que continúa aumentando. Porque, al final, el desorden se hará casi insuperable; la infinita multitud de autores pronto los expondrá a todos al peligro del olvido universal; el afán de gloria que anima a muchos que se dedican al estudio, cesará súbitamente; quizá ser escritor llegue a ser considerado tan deshonroso como antes honorable. En el mejor de los casos, podremos distraernos con pequeños blogs del momento, que durarán algunos años, y que servirán para distraer al lector del tedio de unos cuantos minutos, pero que habrán sido escritos sin propósito alguno de enriquecer nuestros conocimientos o de merecer el aprecio de la posteridad. Se me dirá que, por ser tantos los que escriben, es imposible que se conserven todas sus obras. Admito esto, y no desapruebo por completo esos pequeños blogs de moda, que son como las flores de una primavera o como los frutos de un otoño, que apenas duran un año. Si están bien hechos, producen el efecto de una conversación útil, no simplemente agradable, y que mantiene al ocioso alejado de la conducta reprobable, formando su espíritu y su lenguaje. Frecuentemente, su propósito es inducir algún bien a los hombres de nuestro tiempo, y éste es el fin que busco publicando este pequeño trabajo." (Selections from Leibniz, ed. Philip P. Wiener, NY: Scribners, 1951, 29-30, cit. en McLuhan, La Galaxia Gutenberg 382).

Un temor paralelo y más acusado reconoce McLuhan en La Pedantíada de Pope, con su conclusión apocalíptica:

"Por medio de la acción aglomerada de muchas de tales víctimas del conocimiento aplicado—esto es, autores engreídos, dotados de industria y capacidad pare el tráfago—asistimos ahora a la restauración del reino del Caos y de la Noche antigua, y al traslado del trono imperial de la Estupidez, su hija, desde la Ciudad al mundo Civilizado." (McLuhan 385).

Tal es la alarma que despierta la proliferación de texto en la era de la Reproducción Mecánica, ahora o hace trescientos años…

Bueno, los textos primera oleada de "escrituras" electrónicas (la  radio, el cine y la televisión) aún eran más evanescentes que los blogs, pero algo van rescatando los archivos, filmotecas y YouTube. Y por su parte las prensas siguen activas y aceleradas; los bestsellers no dejan de bestellear. La audiencia de esta marea del libros y blogs sigue la lógica de la cola larga: casi todo el mundo habrá leído algunas cosas, y en cambio la infinita cola de lo poco demandado sólo tiene un lector: su autor. Que algunos buenistas dirán: "es tan digno y valioso como el primero". Será proporcionalmente.

En suma, la Web, y en concreto la autopublicación en red, o sea, los blogs, parecen potenciar los efectos de la imprenta—que a su vez potenció los de la alfabetización, según describe McLuhan. La blogosfera es el estallido como supernova de la Galaxia Gutenberg (en absoluto su desaparición), y a ella se aplica también, exponencialmente desarrollada, la dinámica del Lado Oscuro de la imprenta:

"La imprenta, con su uniformidad, su capacidad repetitiva y su extensión sin límites, da nueva vida y fama a cualquier cosa que sea. Esa especie de vida lánguida, conferida por mentes estúpidas a temas estúpidos, penetra de un modo formalista toda la existencia. Puesto que los lectores son tan vanidosos como los autores, se perecen por ver el conglomerado de sus propios viajes, y exigen por tanto a los espíritus más estúpidos que se esfuercen aún en mayor grado a medida que aumenta el público colectivo. El periódico de 'interés humano' es la útima manifestación de esta dinámica colectiva" (McLuhan, La Galaxia Gutenberg 389).

Eso, claro, hasta que salió el blog personal, o periódico de interés humano autoeditado por su propio público (hypocrite lecteur, mon semblable, mon frère).





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