Webeando, firmo hoy el Manifiesto por la defensa del grado en Estudios de Lengua y Cultura Alemanas. (http://www.fage.es/manifiesto)
Lo tienen aún más claro que nosotros, sin embargo. Todos a lenguas modernas, y a pares, menos "c, g, v", nos decían ayer en una reunión. Y que nos representarán a todos los sectores, pero no se sabe para qué si la decisión ya está tomada. Con algún nominado a dedo, nos representarán, previa consulta sobre cómo respira. Our rebels are now ended.
Ah, y decididamente, mi protesta sobre el papel de los rectores como representantes en el Consejo de Universidades no ha aparecido en el Rincón de Opinión de la Universidad de Zaragoza. El "no funciona" es aún más eficaz que la censura para administrar opiniones.
Hoy me termino de escribir la reseña de Blogs, a Global Conversation que aparece abajo. Y, muy al pelo, recibo por Amazon el último libro que me he encargado, The Search: How Google and Its Rivals Rewrote the Rules of Business and Transformed Our Culture, de John Battelle, cofundador de Wired. Hay en perspectiva, manifiesto, una conjunción aún más potente entre Google y los blogs.
Por la tarde veremos para iniciar el curso sobre Shakespeare Looking for Richard, de Al Pacino, un falso documental que te puede arrancar lágrimas, de risa y de emoción. Quien quiera una meditación mía sobre la vida y el arte, que la busque en Das Mystische. Our revels are now ended.
(PS: Observo que dos comentarios que he puesto hoy por ahí riman extrañamente entre sí. Algo me debía andar por la cabeza. Aquí va el que decía que he puesto en Das Mystische, en un artículo sobre las obstinaciones de los artistas en seguir su propio camino caiga lo que caiga.
Es satisfactorio, da calorcillo interno reconocerse a uno mismo como artista... pero otra perspectiva es, claro, ¿quién te reconoce como artista, además de tí mismo? Sobre la vida como obra de arte, habló Oscar Wilde, pero la suya le salió sólo a medias como había calculado. Y de esas medias que hay en toda obra vital, el público escoge unas cosas sólo y olvida otras. El arte es una ilusión para uno mismo, y para los demás. Pero también de ilusiones se vive; quizá sólo de ellas.
El otro lo he puesto en Festina Lente, en un artículo sobre cómo escatimamos la admiración: la grandeza se ha pasado de moda, y ahora ponen estatuas sin pedestal en las calles:
Bonito artículo, ahora le veo la lógica a las estatuas esas a ras de tierra... Tienes razón, Delfín, por admirar a alguien no estamos bendiciendo todos y cada uno de los aspectos de su persona, sino sólo algunos logros. Eso es fácil de hacer en los deportistas, nadie los admira por su labia por ejemplo. Pero en el caso de los escritores se nos hace más difícil separar al hombre de su creación (me refiero al hombre creado que se trasluce a través de la obra, ese sabio autor implícito). Pero hay que hacerlo. Si no, nos perderíamos la experiencia de lo admirable.
Cierra paréntesis).
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