martes, 27 de octubre de 2015

Retropost #271 (1 de junio de 2005): Nel Golden Mezzo


Este día está todavía in medias res, y me resisto a contarlo todo ab ovo gemino, porque no me pasa por ahí. Casi prefiero la estructura de un cuento de Donald Barthelme, es decir, una colección de observaciones y viñetas inconexas que reflejan con desencanto e ironía lo que es nuestra vida postpóstuma. Por ejemplo, hoy se me podía ver, e incluso fotografiar, dándole un mordisco a una máquina de Rayos X, y después leyendo un cartel: "No abandone esta sala: vendremos a por Vd." Al fondo de un pasillo se ve una mano con un paquetito amarillo que pone "Felicidades" (El focalizador es Pibo. El regalo no es mío, la mano sí). Dos sres. bajitos conversan: "Ivo eres un gusano" - "Ahora te voy a hicnotizar". Recibo un mensaje de correo electrónico de la Agencia Tributaria: me llama cuatrero, y me da un algo de pronto. Otro mensaje electrónico me felicita parodiando a Marilyn felicitando a Kennedy. Discuto con una alumna las condicionantes biográficas y psicológicas del cuento "Observaciones secretas de la chica-cabra": ¿por qué la observadora se identifica con la chica-cabra? ¿Por qué nosotros nos identificamos con ella? (¿Y por qué no se deduce que nos identificamos con la chica-cabra?). También entran en la discusión los hábitos financieros de Oliver Goldsmith, que era un gastador. Yo por mi parte me he autorregalado una colección de 21 discos de Juliette Gréco. Decía Ritzer que el shopping mall es el centro espiritual de la sociedad macdonaldizada, pero la McDonaldización ya está superada, la sociedad va camino de su Amazonización. Goldsmith habría chafado allí su Visa Gold, de tenerla. Juliette no tiene veinte años, pero en los 20+1 discos de su carrera desde los años 40 a los dos miles aparece forever young. Ajusto los cuatro retrovisores de la moto para que mirando sin enfocar la vista ofrezcan una imagen continua- "en retrovisión", pienso, "en retrovisión". Carefree highway, let me slip away on you. Pego carteles con furia por el campus, por acabar pronto, convocando a la manifestación de esta tarde; anuncio su fracaso anticipado por la World Wide Web. También hago octavillas, con vagas acusaciones y quejas contra diversas instancias académicas. — "Dónde está la guillotina?" — "¡Que no te sirve, que no caben cabezas!" Un gusano... "un gusano maligno acaba de infectar su ordenador" — pero no es Ivo. Sí me ha desafiando Ivo la guitarra: pero la afino, y trun trun trun, canto "Faut faire avec", del difunto Bécaud, extraída en unos segundos de la red como un pececillo. En una hoja de papel de la Escuela Graduada de Biescas, que esperó años en blanco en el baúl de los recuerdos, ha aparecido una figura extraña. "¿Qué es esto? ¿un paramecio?" - "Sí. Papá, tenemos un legalo." - "Lo he hecho yo". - "Y yo le he puesto la pegatina." (El regalo es un libro de Gino Galuppini, Acorazados de todo el mundo. Elegimos el Indomptable, el Jaureguiberry y el West Virginia). Vuelvo a la guitarra: "Country Roads". Seis chinos rodean una borla de alfileres, imposible saber la escala a la que esto está representado. Tampoco es fácil saber quién no paga nunca en la frase: "pero es que no paga nunca, de verdad. Es una cosa de cabeza". Aquí falta información. En todo caso, después de mucho hablar sobre el tema, me levanto y pago yo, "bueno, pago yo esta vez, no vaya a ser una indirecta la conversación que llevábamos". Otros dicen que pago demasiado, como Goldsmith, o Asem, the Man-Hater: este caso sugiere que a veces los efectos son contraproducentes, que es mejor seguir el golden mean (el tacaño de oro); pero siempre y en cualquier caso somos nuestra primera inversión, aunque a veces por caminos inescrutables. "Otro legalito". "Es que es tu cumpleaños, por eso te damos legalos". "Oh, genial, lo compré yo hace años. Viaje al Centro de la Tierra. No tiene nada que ver con Julio Verne" - "Felitz... felicidad. A que son bonitos tus legalos. A que te gustan." - "Por qué no nos enseñas tu esqueleto, papá." Por carta me han felicitado el director de El Corte Inglés y una amiga de Agen que telefonea a unas 200 personas cada día (luego me escribe). Ah, mi maestra de la Escuela Graduada de Biescas ha pintado un cuadro con una vista de Alquézar, y me lo ha regalado. Recuerdo cuando subía yo hacia Alquézar desde el Vero, qué añicos... a este paso no sé si termino de escalar la cumbre de este día.



 
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