En boingboing puede verse un artículo sobre unos monos con implantes neuronales que les permiten controlar con el pensamiento cosas como el cursor de un ordenador, o un brazo robótico separado de su cuerpo. Al parecer, con la costumbre los monos no distinguen ya lo que es parte de su cuerpo y lo que no, y realizan acciones indiferentemente con su brazo o con el brazo mecánico, como si tuviesen un órgano más. La elasticidad del cerebro para ampliar los límites del yo a los instrumentos utilizados parece ser mayor de lo que se suponía en ciencia (no en ciencia-ficción), y esto es un paso más interesantes e inquietantes posibilidades ya exploradas por algunos clásicos como William Gibson (Neuromante). Algunos ya estamos pegados al teclado, y la pantalla afecta a la estructura de nuestros sueños.
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