Francisco Ayala, expulsado de la Universidad de California con ridículas acusaciones y tras una grotesca parodia de investigación, ha sído víctima de una espiral de histeria de las que caracterizan a la "izquierda" feminista norteamericana, falsaria, hipócrita y nauseabunda. Seguro que también es víctima de envidias personales, resentimientos y pescadores en río revuelto. El caso es una auténtica vergüenza, uno de los momentos en los que la Universidad toca fondo, y excava. Me ha recordado a la historia de supuestos comentarios racistas contada por Philip Roth en La Mancha Humana, pero este caso es aún más acabadamente hipócrita, y de una histeria ululante que irá a los anales de la vergüenza. A confederacy of dunces—and duncesses—if you've ever seen one. Las feministas de le época heroica hubieran dicho tierra trágama al ver a sus supuestas sucesoras, impostoras falsarias y oportunistas en busca de chivos expiatorios.
El caso de Francisco Ayala, despedido de la Universidad de California por un requiebro, un piropo y un roce, ilustra el delirio inquisitorial del feminismo radical. Lo cuenta Camilo Cela Conde https://t.co/JAONdAIHcM y cuatro científicas lo defienden https://t.co/ITSOh0omGM— Santiago Navajas (@santiagonavajas) 10 de julio de 2018
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