No me refiero a hacer dinero con el blog, no, aunque esta página sobre cómo potenciar el blog de uno (vía fernand0) con esa idea es una de las cerca de 200 páginas web que visito hoy. (Y aún digo que ya no leo... claro que esto es browsing). No, me refiero a lo mucho que utilizamos la red para todo, y la manera en que se ha transformado nuestra ecología comunicativa con ella.
Aparte de las páginas que he leído hoy, por ejemplo esta y esta y esta, he puesto comentarios aquí, aquí, aquí, aquí y en varios sitios más. También me han puesto a mí algún comentario, aquí. Y he atendido correo de alumnos. Y me he escrito con una amiga de Sagunto, y otra de Francia, y con un desconocido de la Patagonia, a cuenta de una cosa sobre evolución que encontró por la web; y he comentado viva voche con un colega los intercambios en red que he tenido con un tercer colega de la Universidad (al que no conozco de otra cosa). Y he ayudado a concertar citas (no celestinescas, sino de trabajo) por ecorreo, y he quedado para tomar un café esta semana. He e-reclamado royalties atrasadas a la Universidad de Salamanca. Y me he inscrito, en el Reino Unido, a una lista (internacional, claro) de investigadores sobre narrativa en la red (van a estudiar el uso de los tags). No es que haya sido hoy un día especialmente intenso en red, sólo lo pensaba como un día típico. Y he gugleado el nombre de uno de mis interlocutores, a ver qué información había. Y en plan vanity-googling, descubro que soy el número uno (y el dos, y el tres, y el cuatro) de Google en esta búsqueda: Filología Inglesa blog.
Raro, ¿no? Y pensando pensando, he llegado a esta conclusión. Nuestra disciplina, y nuestra facultad, y nuestra universidad, y LA UNIVERSIDAD, está anquilosada, atemorizada, defensiva, encogida sobre sí misma, ausente, melindrosa, secretista, monacal, pequeñoburguesa. (Lo hablábamos con la Colega). Y un síntoma, y causa, y efecto, y causaefecto retroalimentada, de ese anquilosamiento, atemorizamiento, defensiva, encogimiento, absentismo, melindre, secretismo, monaquismo, pequeñoaburguesamiento de la Universidad... es la manera en que ignora deliberadamente y con avaricia a la Red. ¡Que nació allí, en la Universidad! Bueno, en la americana, no en la española, tampoco es lo mismo. Y pensaba más en concreto en mi facultad... siempre sin novedad en el frente web.
La universidad usa la red, sí, tiene páginas web, pero es una manera casi de exorcizarla, de cubrir el expediente. De blindarse contra ella, en realidad. No va la red con las actitudes de la Universidad. La red es abierta, la universidad es cerrada, hacia afuera y entre sus compartimentos estancos. Prefiere usar la red puntualmente, de modo no público, y bajo mínimos, haciendo como que no la usa si no le queda más remedio, y como que no existe siempre que se lo puede permitir. Claro, sí se usa el correo, sí se visitan páginas web, ya lo he dicho, y no podría ser de otra manera. Pero no se emplea la centésima parte del potencial creativo y educativo y colaborativo que tiene la red. Y es una lástima, porque a la larga tendrá que encontrar la universidad una manera más integrada de vivir con ella. No puede ser de otra manera. O eso, o la desaparición de una, o de la otra, o de las dos. Que todo llegará, claro.
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