Geert Mak, viajero y e historiador oral holandés, escribió hace unos 10 o 15 años un libro (In Europe: Travels through the Twentieth Century) donde repasa la historia y geografía de Europa, y los acontecimientos memorables de cada año y cada sitio. En 1989 pasaron muchas cosas, fue un año memorable... esas Navidades murió Samuel Beckett. Y en Rumanía fue memorable la revuelta popular, huída precaria, captura vergonzante y juicio sumarísimo de la siniestra pareja de Nicolae y Elena Ceaucescu, que tiranizaron y aterrorizaron a Rumanía, sometiéndola a vejaciones y humillaciones colectivas durante décadas. Hasta ese día de Navidad en que recibieron unos disparos de dudosa legalidad pero bien merecidos. Sic semper tyrannis.
Pero amigos no les faltaron, a los Ceaucescu, false friends como esos americanos a quienes llaman liberals sin ser liberales. Traduzco un par de párrafos:
Todavía circulan historias sobre
la Securitate, rumores llenos de prisiones secretas y complejos de
túneles donde los Ceausescu aún reinan supremos.
En la superficie, sin embargo, poco queda de su herencia intelectual. En la biblioteca nacional, por ejemplo, busqué infructuosameente el Omagia ("Homenajes"), un curioso volumen que consistía íntegramente de elogios internacionales dirigidos a Ceausescu y que se distribuyó por el país en cientos de miles de ejemplares, celebrando su sesenta cumpleaños. Pero como las docenas de obras escritas por el gran líder en persona y por su cónyuge, no se encuentra por ninguna parte.
¿Qué pensaba Europa de este dictador, que dejó consumirse a cientos de disidentes en sus celdas? Mucho más tarde, en la insuperable bibloteca de la Universidad de Amsterdam, doy con un ejemplar de Omagia. Contiene una sucesión de frases como 'aprecio por las enormes contribuciones de Nicolae Ceausescu', 'el bienestar del país y del pueblo', 'esfuerzos incansables' y 'paz y cooperación entre los pueblos'. Firmadas por, entre otros, el presidente Jimmy Carter, el rey Juan Carlos, el rey Carlos Gustavo, y el Princípe Bernardo de Holanda—'con los más afectuosos recuerdos'. La compilación contiene alegres fotos con Tito (1969), con el emperador Bokassa (1972), con el rey Balduino y la reina Fabiola (1972), el Presidente Nixon y su señora Pat (1970), la reina Juliana y el príncipe Bernardo de los Países Bajos (1973) y muchos otros jefes de estado. Se cita a Nixon: 'Por su profunda comprensión de las más importantes cuestiones mundiales, el Presidente Ceaucescu puede contribuir inmensamente a resolver los problemas más urgentes a los que se enfrenta la humanidad'. Como profesora de la Universidad de Bucarest, Elena recibió doctorados honorarios y otras alabanzas de instituciones entre las que se encuentran la Academia de Ciencias de Nueva York y la Real Sociedad de Química de Londres. (In Europe, 768-9)
En la superficie, sin embargo, poco queda de su herencia intelectual. En la biblioteca nacional, por ejemplo, busqué infructuosameente el Omagia ("Homenajes"), un curioso volumen que consistía íntegramente de elogios internacionales dirigidos a Ceausescu y que se distribuyó por el país en cientos de miles de ejemplares, celebrando su sesenta cumpleaños. Pero como las docenas de obras escritas por el gran líder en persona y por su cónyuge, no se encuentra por ninguna parte.
¿Qué pensaba Europa de este dictador, que dejó consumirse a cientos de disidentes en sus celdas? Mucho más tarde, en la insuperable bibloteca de la Universidad de Amsterdam, doy con un ejemplar de Omagia. Contiene una sucesión de frases como 'aprecio por las enormes contribuciones de Nicolae Ceausescu', 'el bienestar del país y del pueblo', 'esfuerzos incansables' y 'paz y cooperación entre los pueblos'. Firmadas por, entre otros, el presidente Jimmy Carter, el rey Juan Carlos, el rey Carlos Gustavo, y el Princípe Bernardo de Holanda—'con los más afectuosos recuerdos'. La compilación contiene alegres fotos con Tito (1969), con el emperador Bokassa (1972), con el rey Balduino y la reina Fabiola (1972), el Presidente Nixon y su señora Pat (1970), la reina Juliana y el príncipe Bernardo de los Países Bajos (1973) y muchos otros jefes de estado. Se cita a Nixon: 'Por su profunda comprensión de las más importantes cuestiones mundiales, el Presidente Ceaucescu puede contribuir inmensamente a resolver los problemas más urgentes a los que se enfrenta la humanidad'. Como profesora de la Universidad de Bucarest, Elena recibió doctorados honorarios y otras alabanzas de instituciones entre las que se encuentran la Academia de Ciencias de Nueva York y la Real Sociedad de Química de Londres. (In Europe, 768-9)
Esto era en tiempos del Telón de Acero, claro. De no mediar el Telón, los abrazos con los tiranos en la vía pública hubieran sido quizá aún más obscenos. Y hoy no crean que faltan otros tiranos con los que compadrear e intercambiar favores y negocios sucios. En las altas esferas, ellos se entienden siempre. Para qué enviar a un subsecretario o a un embajador, si puedo hacerme la foto yo en persona.
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