Tema recurrente, el 11-M, que se niega a dormirse tranquilito y sigue dividiendo al país—entre quienes votan por pasar página, y quienes creemos que tirando del hilo saldría cantidad infinita de mierda. (Bueno, en realidad también abundan quienes opinan que hay que pasar página por que si no saldría cantidad infinita de mierda). Un día de mucha celebración oficial, mucha condecoración y misa, y más ocultamiento y más hipocresía que nunca.
Destaco la perspectiva más deslenguada al respecto, la Federico Jiménez Losantos y los colaboradores de Libertad Digital, que denuncian no sólo la manipulación de pruebas y la negativa a investigar por parte de las instituciones, sino sobre todo la manera en que el 11-M se ha convertido en una piedra de toque, un shibboleth, para mostrar si estás con el Régimen o contra él. El régimen de la monarquía/partitocracia, que ha cooptado al poder judicial en su negativa a investigar esta masacre.
El 11-M te retrata, según quieras pensar en la cuestión o no. Si no quieres pensar, tranquilo: hay quien piensa por tí. Es lo más triste de este caso, aparte de que aún siga sin esclarecerse: cómo revela los límites de criterio del personal, la incapacidad de enfocar las cuestiones básicas sobre este tema, o de recordar las evidencias más palmarias. Cómo la nube de tinta de calamar desparramada desde la versión oficial emborrona las cabezas y revela la facilidad con que se manipula a la gente. A ti, hypocrite lecteur.
Algunas cosas que he escrito al respecto estos diez años:
García Landa, José Ángel. "Alguien debió
preverlo." In García Landa, Vanity
Fea 3 Oct. 2006.
Nos quedamos solos
Qué fácil es hacerse el despistado.
Qué fácil es cortar. Cambiar de tema.
Qué fácil es pasar de ese problema.
Qué fácil es mirar para otro lado.
Que fácil es fingir. Estar callado.
Qué fácil evadirse por sistema.
Qué fácil pretextar cualquier pamema.
Qué fácil alegar que es complicado.
Qué fácil es poner cara de hastío.
Qué fácil es decir que hay mucho lío.
Qué fácil divagar sin consistencia.
Qué fácil desistir. Pasar de largo.
Qué fácil nos sería, y sin embargo,
aquí seguimos. Solos. Por decencia.
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Diez años después, en 2024, prescribe la causa judicial de los atentados del 11-M, con la complicidad activa del PSOE y su gobierno, del PP y su dejadez, de nuestra clase política al plento, de los ministros de justicia y los presidentes, de los jueces y fiscales y sus asociaciones, del Parlamento y del Legislativo, de la Iglesia si se quiere, y de la Corona—si es que la Corona puede ser cómplice de algo, por irresponsable.
La corrupción da lugar a la impunidad, y la impunidad, a más corrupción. Y es lo que tenemos hoy.
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