Ya cansa, tanta música. Los capuchones de las procesiones están ya impacientes por salir, y practican a bombo limpio en todos los rincones de la ciudad. Y ahora mismo están de verbena en la Plaza los Sitios, organizada por la Sociedad del Sueño. Espero que nos dejen dormir.
No le tengo manía a la música, pero a la música invasiva sí un tanto—y especialmente a la megafonía, y a los altavoces portátiles.
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