About Time, la película que
vimos ayer en el Cerbuna:
Cuestión de tiempo es aprender a hacerse con la vida de uno—y cuando lo consigues, dices, ya era hora.... Recuerda un tanto esta película a Más allá del tiempo (The Time Traveller's Wife), y
se basa también en nuestra experiencia de la vida como algo revisable,
revivible, lleno de vidas paralelas, salidas alternativas, etc. Es
decir, que lleva la cuestión de las paradojas temporales más hacia el
terreno de la experiencia vital, las relaciones personales y de
familia, y muy particularmente el paso de las generaciones. Así pues,
se centra en la vida revisable: oportunidades perdidas que con un poco
más de talento (o con una segunda oportunidad) podríamos aprovechar,
cosas que podríamos hacer mejor con más atención, o meteduras de pata
de las que nos hacen desear un rewind
con tipex, para arreglar lo que acabamos de hacer—O esos otros viajes
en el tiempo que vienen cuando se nos ocurre demasiado tarde, y sólo ex post facto,
precisamente por nuestro sonrojo, la respuesta adecuada que podía haber
planchado al otro y habría zanjado la situación. Lo corregimos
mentalmente, pero es demasiado tarde, o quizá no del todo. El
protagonista de esta película es pelirrojo, algo que trabaja en contra
suya, y además es ligeramente incompetente en materia de trato social o
sentimental, pero al final se hace con la chica de sus sueños (la que
le había
gustado no, otra que también le gusta), y aprende a dejar atrás
posibles historias, a tratar mejor a la gente, a meter menos la pata, a
ser más comunicativo, más atento y más eficaz en sus relaciones... todo
gracias a su habilidad para viajar en el tiempo, don que comparte con
su padre. A su padre también le hizo ese don más sabio, y más jubilado
y menos preocupado por su carrera. Todos viajamos en el tiempo, y no
sólo hacia el futuro, sólo que nuestros viajes al pasado o a mundos
posibles son bastante frágiles e inestables. Poca más sustancia acaban
teniendo los del pelirrojo protagonista aquí: al final su vida tiene
que tener una coherencia, y esa coherencia la dan irremisiblemente los
hijos que se tienen y los padres que quedan atrás y de los cuales hay
que despedirse, para visitarlos ya sólo en el recuerdo. Al final, ya
deja de viajar en el tiempo, el prota, pues no lo necesita: ha
aprendido a vivir en el presente como si lo estuviese ya siempre
revisando, como si llegase a él por segunda vez, con una cierta
distancia que a la vez es una implicación mayor en las cosas y una
atención mayor a la irrepetibilidad de todo. Me recuerda ese juego que
jugaba Nabokov con una de sus novias rusas, que era hablar del presente
como si fuera ya pasado, y de las cosas que estaban haciendo como si
las estuvieran recordando. Una temática muy retrospeccional, con lo que a mí me van estas cosas.
Y tiene la película lo suyo, aunque de hecho es un tanto fallida, no
acaba de funcionar en la práctica. Los ingredientes están bien, pero no
acaban de combinar bien juntos. Quizá el elemento de arbitrariedad que
tiene lo del viaje en el tiempo sea difícil de integrar, aunque creo
que es una cuestión más básica de ritmo y de detalles de la
ambientación, que a veces rechinan o suenan forzados (como la espantosa
aparición de Kate Moss). La idea es buena, es lo que les llevó a hacer
la película, y con la idea nos podemos quedar: Live each day as if it had been your last. En ese plan de vida, se le puede dedicar un rato no más a esta película.
About Time. Dir.
Richard Curtis. Cast: Domhnall Gleeson, Rachel McAdams, Bill Nighy, Tom
Hollander, Margot Robbie, Rowena Diamond, Vanessa Kirby, Lindsay
Duncan, Matt Butcher, Lee Asquith-Coe. UK, 2013.
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