That she (deare she) might take some pleasure of my paine:
Pleasure might cause her reade, reading might make her know,
Knowledge might pitie winne, and pitie grace obtaine,
I sought fit words to paint the blackest face of woe,
Studying inventions fine, her wits to entertaine:
Oft turning others leaves, to see if thence would flow
Some fresh and fruitfull showers upon my sunne-burn'd braine.
But words came halting forth, wanting Inventions stay,
Invention Natures child fled step-dame Studies blowes,
And others feete still seem'd but strangers in my way.
Thus great with child to speake, and helplesse in my throwes
Biting my trewand pen, beating my selfe for spite,
Foole, said my Muse to me, looke in thy heart and write.
Lila, Lila. Dir.
Alain Gsponer. Written by Alex Buresch, based on the novel by Martin
Suter. Cast: Daniel Brühl, Hannah Herzsprung, Henry Hübchen. Germany,
2009.
David Kern, un vulgar camarero, encuentra en un mueble que compra el
manuscrito de una novela. Para impresionar a una chica literaria que le
gusta, finje ser el autor, y la seduce con su sensibilidad impostada.
Luego teme decirle la verdad, claro. La chica le coloca la novela en
una editorial, y David se convierte, casi sin querer, en un fenómeno
literario, el autor de moda, arrastrado por festivales literarios y
acosado por editores y agentes literarios.
Y adquiere un parásito: Jacky, el auténtico autor de la novela, que
reaparece y lejos de reclamar la autoría, se autonombra agente
literario suyo y aspira a organizarle su carrera y sus futuras novelas.
La chica no entiende la relación de su novio con este pelmazo gorrón,
nota un engaño, y se va. Al final, el viejo escritor Jacky, personaje
cómico y casi conmovedor, se mata por accidente, y Daniel retoma su
carrera, esta vez escribiendo de modo auténtico: lo que escribe es la
historia por la que ha pasado, con sus planes de seducción, su
superchería... pero perpetuando ésta en cierto modo, pues lo presenta
ante el público como una ingeniosa ficción o juego literario. Su novia,
sin embargo, regresa a él al entender lo sucedido.
Es un poco el tema de Cyrano de
Bergerac,
con el papel del protagonista arrebatado al viejo escritor ridículo;
aquí es el joven nulo (que al final sí se vuelve escritor, una vez la
vida le ha dado una historia que contar) el que es el centro de la
atención. El viejo escritor no aspira al amor de la chica, y
además sabe que le corresponde un lugar secundario: de lo más
humorístico de la película es cómo no da ninguna importancia a su
novela, sabe que son azares del mercado, manías de las modas; él no
tuvo éxito cuando era joven, pero ahora la ruleta ha favorecido a este
jovenzano iletrado del cual él, castigado por la vida, espera sacar
algo de tajada.
La interpretación alegórica sería que al auténtico autor nadie lo
quiere en realidad, a pesar de todo el lionizing del
mundillo literario; lo que el mercado quiere es una imagen, un
fenómeno, "carne fresca".
Recuerda un poco todo esto a ese cuento de Vladimir Nabokov, "Un poeta olvidado", cuando reaparece un octogenario poeta a quien todos creían muerto en su juventud, en el homenaje literario que se le está haciendo—no es más que un viejo molesto fuera de lugar, y en realidad un impostor aunque sea el "auténtico". Es la fama la que hace la autenticidad. El mundillo literario es una farándula más; los azares llevan a algunos a que se los disputen los fans; otros tienen que andar buscándose la vida para que los inviten a algo, y hacer pasillo y contactos; es un trabajo a tiempo completo, aunque por lo menos comen de canapés en las presentaciones de libros.
En cualquier
caso, la sátira de este mundillo queda subordinada en Lila, Lila a la historia de
cómo el aspirante a escritor llega a seducir a su musa y chica, una vez más coincidentes. Esta musa (poco
menos iletrada que él) se lo lleva en moto y sin casco, atravesando con
éxito a toda velocidad el túnel donde se mataba el ficticio
protagonista de "su" novela. Allí termina la película, con la
imagen de la pareja en moto convirtiéndose en foto que va a la portada
del libro, Lila, lila— una
de esas transformaciones metaficcionales
entre fotografía y película. Aquí se hace esta transición para señalar que la película
es la adaptación de un libro, señalando el triunfo del propio libro de
Martin Suter, pues hay a dos cosas a las que aspiraba el viejo escritor
Jacky para su pupilo: una, la adaptación cinematográfica y otra, una
tirada de camisetas (que también salen), en las que pone "He estado en la cama con David Kern"—
—y es que todo el mundo lee en la cama. Pero claro, el lema
también dice mucho sobre las interacciones de escritura y deseo, en
esta película o en cualquier otra.
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Este es el tema final de la banda sonora:
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