lunes, 28 de junio de 2010
La Sinificación (Vasos comunicantes)
La significación de esta crisis (que si de burbuja inmobiliaria, que si de financiación, que si de hipotecas subprime, que si de mercado de trabajo)... no acaban de centrarla bien los economistas a veces.
Aquí hay un debate por extenso sobre la reforma laboral en curso. La célebre crisis la ha hecho necesaria, y por lo insuficiente y medias tintas que es, hará necesaria otra reforma en la Parte 2 de la aprobación de este Real Decreto en el Parlamento, y una Parte 3 cuando el país decida realmente ponerse las pilas y adecuar el mercado de trabajo a las realidades planetarias de la situación.
Una cosa que se dice muy poco en todo esto de la crisis es que sea producto de estos factores: el crecimiento económico de China (y Oriente en general), el mercado global, el impacto de Internet en las comunicaciones. Pero todos ellos son factores muy reales.
Occidente ha desarrollado desde los tiempos coloniales un sistema de producción privilegiado, que en parte sigue manteniendo—por el que las materias primas y el trabajo barato vienen de lugares deslocalizados. Así sigue siendo, y sin embargo va cambiando. En un mundo global, los trabajadores chinos también adquieren una pequeña dosis de prosperidad, e incluso de derechos—pero pocos. Más visible va a ser el efecto inverso: que en un mundo globalizado, en el que los países son vasos comunicantes con un mercado único, el nivel de vida y el nivel de derechos del trabajador occidental va a descender para tender a igualarse con el de los trabajadores chinos.
A tender digo, no a igualarse totalmente aún—que aún somos blancos y eurocéntricos, y la historia pesa.
Pero el pseudo-comunismo chino va a ser el que dicte en última instancia el nivel de derechos de un trabajador a su puesto. Que serán bien pocos, y quien decida cuáles será el mercado. El gran descubrimiento del comunismo chino.
Y aquí acabaremos descubriendo también, un poco tarde, que el trabajo es una mercancía que se compra al por menor cuando compras un producto, al por mayor cuando contratas a alguien, y que no tiene sentido poner trabas a otras modalidades de compra de trabajo—por días, o por obras, o por partes. Y no tiene sentido, sobre todo, porque nos lo van a demostrar los chinos—que al tener menos, son menos exigentes, y siendo más, y exigiendo menos, son más competitivos.
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