Hoy he tenido un día muy webero, y con experiencias contrastadas. Primero en clase, dedicada a un comentario de "The Machine Stops", relato profético de E. M. Forster. Es una interesantísima anticipación distópica de 1909, que predice la hiperglobalización del mundo postindustrial (convertido en una máquina controladora casi a modo de Matrix), las videoconferencias y redes sociales, la virtualización de la existencia... y la crisis de todo el sistema por inhabitable e insostenible.
También he expuesto mi teoría de la Máquina-Armario, según la cual la máquina asfixiante y maternal del cuento de Forster está relacionada con la homosexualidad del autor y su sentido de ahogamiento en el ambiente femenino y victoriano del que provenía. No en vano el personaje más cruelmente tratado del cuento es una figura materna—una Reina Abeja o madre sofocante, que si bien no se trata con su hijo, le tiene los instintos vitales reprimidos por medio de la Maquinaria interpuesta. La Máquina como regulación del orden público: sistema mediador de protocolos sociales, garante de la visibilidad total del sujeto, y del control social mutuo—algo insoportable para los disidentes de diversos pelajes.
Y luego me he ido a una conferencia de David Ugarte sobre "Cosas que hablan, redes que hacen: Internet en 5 años", que versaba, cito sobre "Cómo el desarrollo de la web 2.1, el fabbing y los 'arfidos' nos llevan hacia una web mixta de redes, personas y cosas que comparten, crean, transforman y fabrican personalizadamente. Cómo sera un mundo 3.0, como seran las empresas 3.0 y cuales seran los grandes conflictos (patentabilidad, privacidad) del momento".
Los arfidos (que son al código de barras lo que el hipertexto es al texto) nos controlarán quizá de modos insospechados, un poco como la máquina de Forster—que debió inspirar a los diseñadores de Echelon. Serán un elemento más en la traza digital que vamos dejando a modo de ingenuas Sandras Bullocks. Habrá un exceso de información, el sueño de los estadistas y estadísticos, que podrán infiltrarse en ella e interpretarla con buceadores de datos como los que describe Gibson. En cuanto al fabbing, prevé Ugarte la proliferación del "hágalo usted mismo" y reciclaje no ya sólo en blogs o vídeos caseros, sino en la fabricación o "impresión-3D" automatizada de componentes, piezas y objetos que serán libremente modificables por los usuarios.... si logramos acabar con las patentes y derechos de propiedad. Nos podremos diseñar e imprimir, por ejemplo (si no en nuestra impresora, quizá sí en la tienda de la esquina) un producto tuneado o customizado como el Fab-1. Si tienen una impresora/esculpidora de siete metros.
Pero creo que esto pinta la imagen de un mundo demasiado creativo, un mundo de hackers alternativos. Que no es el real. En el mundo real (y en el virtual) que yo veo, la gente es menos creativa, somos más bien borreguicos siguiendo las instrucciones centralizadas de la tele, o "creando" ellos mismos de modo limitado contenidos y productos también prediseñados por la máquina. Como para ponernos a reinventar la tecnología cada cual por su cuenta. Antes nos reinventará la tecnología a nosotros: el futuro estará más cerca del mundo de la Máquina de Forster que de la utopía ecológico-reciclable-tecnológica de Ugarte... me temo. Y es que, aparte de otras cosas, la tecnología va más deprisa de lo que la podemos seguir, y quien va a estar siempre en posesión de ella son los Estados y otras instituciones inmortales. Los individuos somos como hierba, tenemos una vida demasiado corta, ya nos vale con llegar a aprender cómo hacer un blog y poco más, y si encima nos tenemos que leer a Forster... O traducirlo, que igual es lo que tendría que hacer yo ahora. Aviso para los tiempos que corren. Aunque a fin de cuentas cada cual vive en su mundo, en el que le llega y en el que se hace. Some are born to sweet delight, some are born to realms of night—ya sea dentro o fuera de la Máquina.
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