La salida de la crisis existe, aunque ni nos va a gustar
ni vamos a terminar de verla en unos años. Consiste en rebajar el nivel
general del país, quizá sin fondo ni final previsible, para
ajustarlo a la realidad de vivir sin préstamos y con recursos en
disminución. En suma, consiste en un empobrecimiento general, menos
subsidios, más impuestos, y sueldos más bajos, y en no pretender vivir
como ricos siendo un país mediocre y mal organizado. Consiste también
en atenuar el aterrizaje en la dura realidad organizándolo mejor. La
salida de la crisis no es, en ningún caso, que las cosas vuelvan a ser
como eran estos últimos veinticinco años. La única manera en que la
crisis vaya a dejar de merecer ese nombre será en acostumbrarse a ella.
Por la vía rápida y así improvisando, la otra salida de la crisis se llama, dicen, Barajas.
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Aquí una tertulia sobre España al borde del rescate
Y a más largo plazo... Storytelling our Energy Future.
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