Ayer envié a la lista de AEDEAN este
comunicado de la Universidad de Harvard
que, por así decirlo, declara la guerra a las publicaciones académicas
de pago, tras constatar que las universidades (y estamos hablando de
Harvard) no pueden hacer frente al coste abusivo de las suscripciones
de revistas académicas de prestigio como las publicadas por el grupo
Elsevier. A ello se suma, para más inri, la convención según la cual a
los académicos que contribuyen a estas publicaciones, los que las hacen
lo que son, no se les paga en dinero sino únicamente en prestigio. Lo
que sugiere Harvard es desplazar el prestigio hacia las revistas de
acceso abierto, y no enviar publicaciones a las revistas de precios
abusivos, ni formar parte de sus consejos de redacción. En suma,
"desplazar el prestigio hacia el acceso abierto." Me envía de vuelta
Barry Pennock esta
noticia del Guardianque
muestra que la cuestión es muy similar al otro lado del
atlántico—un artículo que concluye que el intolerable montaje de los
editores académicos ha de terminar ya—máxime cuando la Red pone a
nuestra disposición los instrumentos para hacerlo. También se observa
que diversos organismos han venido estimulando este proceso, obligando
a la publicación en acceso abierto de los resultados de la
investigación que financian. El gobierno de España está entre ellos,
pues uno de los aciertos de la Ley de Ciencia (que no sé si se está
llevando a efecto) era obligar a la publicación en repositorios de
acceso abierto de toda la investigación financiada con fondos públicos.
Yo puse la revista que dirigía en mi universidad en acceso abierto en
Internet en los años 90, y sugerí a AEDEAN que hiciesen lo mismo con la
de la asociación nacional—una sugerencia que siguieron con diez años de
retraso, pero lo
hicieron. Parece que el movimiento ahora es general, pero si aún se
oyen estas noticias es que aún estamos en ello.
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