Decididamente, la Facultad de Filosofía y Letras, o al menos su administrador de redes, verá como un alivio mi jubilación. Primero ignoraron durante años mis sugerencias de abrir redes sociales en la Universidad. Años después, cuando se abrieron un Facebook y un Twitter, y un canal de YouTube, cerraron el primero rápidamente a contribuciones en cuanto empecé a poner posts "no deseados." Y me borraron todos los comentarios no relativos a cuestiones de las dictadas por la Facultad o el Administrador como dignas de comentario o atención. Todo, claro, por librarse de trolleo y por mantener un comportamiento adecuado en las redes— que suele ser la excusa para restringir la libertad de expresión en estos casos. Así que aquí nada de política indeseable, nada de críticas a las medidas sanitarias abusivas, etc. etc. Sólo se habla de lo que manda el jefe—o el bedel que lleve esto. Luego se llenan mucho la boca de "haznos conocer tus ideas", de la "libertad mental que dan las humanidades", de "defensa del pensamiento crítico", etc. Cuánta farsa.
Seguidamente, me bloquean directamente en el Twitter de la Universidad, y ahora en el Facebook de la Facultad, ya como expulsión simbólica oficial:
Cosa que es, por cierto, ilegal, siendo yo profesor titular. Sentencias hay al respecto, pero esta gente ya me aburre. Ellos, y también los jueces.
Aquí un indicativo (éste no censurable por la Facultad) de la actividad de la Facultad en redes sociales:
https://twitter.com/search?q=%40FacultadFiloZgz&src=typed_query&f=live
Por aquello de que nadie es profeta en su tierra.
Así que—sigan en lo suyo, sin mí, y que les vaya mejor en la nueva fase.
Yo llegué a la universidad a fines de los 70, y me voy cuarenta años después, con un edificio que estaba aquí y ya no existe. Se llamaba "Pabellón de Filología". Estaba en construcción cuando llegué, y me voy tras su demolición. La Universidad a partir de 2020 no la reconozco, tras la mascarilla del Nuevo Orden.
—oOo—
Que les den
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