Es curioso cómo en medio de sus denuncias al totalitarismo, al globalismo y a sus peones, a la manipulación buenista de la población, al falso idealismo que pisotea las libertades del individuo en nombre de un bien mayor.... se olvida de sus propias defensas macronianas o draghinianas o vonderleyenianas de la vacunación obligatoria. Está claro que los intelectuales, les clercs, están allí para cometer invariablemente la trahison des clercs.
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