Quienes no conocemos a los delfines nos sorprendemos constantemente de las cosas que son capaces de hacer. De hecho, yo creo que hasta quienes creen conocerlos bien se llevan sorpresas de vez en cuando. Uno piensa, por ejemplo, que los delfines de los acuarios hacen juegos y acrobacias por obtener una recompensa—por mucho que se vea que se lo pasan en grande. Pero viendo estos delfines jugar con los aros de burbujas, queda claro que lo hacen por el puro deleite en la forma y en la actividad en sí—vamos, que según los criterios de Kant serían unos puros artistas. De una forma de arte efímero propia de los delfines, seguramente—pues deben llevar haciendo cosas de estas bastante más tiempo que los artistas del tabaco.
Más sobre argumentos kantianos, y seres cuasi-angélicos, en mi comentario al blog de Víctor Gómez Pin.
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