Contestamos al Silencio
Publicado en Universidad. com. José Ángel García Landa
Contestamos al silencio.
No es poesía, es papeleo.
Me
refiero al silencio administrativo, el que nos administra nuestro rincón
de la Administración, para así mojarse lo menos posible en hacer
cumplir las normas, y dejando mejor que las fuerzas vivas locales
encuentren su equilibrio natural. Le escribo a mi abogada.
Estimada Abogada:
Bueno,
por lo que parece la contestación esa que nos habían dicho en la
Universidad que nos darían, primero antes del verano y después en
septiembre, no llega. Otro fajo de papeles
que se le pierde al Rector en el fondo del cajón. Así que vamos a hacer
lo del escrito al Rector pidiendo la ejecución de modo formal de sus
resoluciones, conforme habíamos hablado, y luego (como tampoco habrá
respuesta) lo llevaremos a los juzgados. Recordarás que visto que había
dos resoluciones en firme sobre el postgrado de Estudios Ingleses,
relativas a la organización del Doctorado y del Máster,
se trataba de pedir la ejecución de las mismas. Ya tienes esas
resoluciones y nuestros escritos al Rectorado protestando por la manera
en que el Departamento las evade. Dinos por favor si hace falta algo más, o si conviene que nos reunamos para comentar algún punto.
Un saludo,
jagl
Si esperan en el Rectorado, o en la dirección del departamento de
Filología Inglesa, que por no pagar cuatro duros de juicios estoy
dispuesto a que se me vete de los programas oficiales de estudio, por
decreto digital de la catedrática... —están muy equivocados.
El Rectorado parece considerar que ha hecho lo suficiente recordando
las leyes al Departamento, y emitiendo esas resoluciones a nuestro
favor. Ahora, hacerlas cumplir, eso ya es demasiado pedir, que luego la
gente va y se enfada. Y mejor tener enfadados a un par de profesores
titulares que a tres catedráticos y a un departamento de taifas.
No negaré que la estrategia es efectiva. Aquí la mayoría de los
atropellados no llegan ni a escribir un recurso. Si alguno lo escribe, y
resulta que el Rectorado ignora las quejas, o el recurso no se
contesta, ¿cuántos de esos lo van a llevar a juicio? Y así vamos rodando
mal que bien, y las presiones de la ley y de los poderes fácticos
encuentran su punto de equilibrio más adecuado para el ecuánime
Administrador.
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