miércoles, 25 de octubre de 2017

Retropost #1831 (25 de octubre de 2007): En la oposición

En la oposición

Publicado en Departamento. com. José Ángel García Landa

Hay quien dice que lee mi blog por enterarse de lo que se cuece en mi departamento. En ese caso, le aconsejaría que fuese a fuente mejor informada: el Diario Diario del Director, quizá, o el Correo de los Catedráticos. O algún Boletín de la Becaria, o Pasquín de Paseos por el Pasillo que se publique de boca de druida a oído de druida. Lo que es yo, con poca gente hablo en el pasillo, y me entero de las cosas normalmente por el correo institucional. Información privilegiada, cero: gajes de estar en la oposición... aunque creo que no soy el único desinformado, y que el personal anda en general silencioso y cada cual resignado a su nivel de información.

Pues hoy nos habían anunciado por e-mail que había un concurso de acceso para una plaza en nuestro centro y departamento: un anuncio así neutro, que no te dice "de quién es la oposición"—supongo que se seguirá utilizando la vieja terminología que pervive mientras van pasando los efímeros Reales Decretos que regulan el acceso a los cuerpos de funcionarios universitarios. Así que me he acercado a ver "de quién era la oposición", y era de una colega recientemente habilitada, la Dra. Silvia Martínez Falquina—que lo ha hecho a plena satisfacción del tribunal, y es por tanto felicitada también desde aquí en el momento de un right of passage tan importante en la carrera académica.

Es muy de agradecer que nuestro departamento nos comunique dónde y a qué hora tienen lugar estas pruebas (aunque no nos digan quién es "el interesado" ni la lista completa de concursantes). La Universidad envía anuncios a todo el profesorado, sí, bastante crípticos (tipo así: "Decimoctava resolución en la que se publica la relación de aspirantes a las dotaciones por orden de prelación del concurso público para la contratación de profesores asociados. Curso 2007/2008. Plazas nº150, 210, 211, 212, 220, 221, 235, 236, 259 y 277"—y si te dedicas a abrir todos los pdfs que te llegan así varias veces por día, pues no harías otra cosa. El exceso de información no es informativo, y es por tanto imprescindible que para mejor información estas cosas se comuniquen de modo más claro al departamento o centro en cuestión al que se refiere la plaza — aprovecho para recordar que nuestro departamento está desperdigado por dieciocho centros distintos. Bien, pues el departamento no tiene ninguna obligación de informar de esta manera—y esa falta de obligación la venía ejerciendo hasta ahora de manera ostentórea, a veces recordando a los que solicitábamos este tipo de información que no era obligación suya hacerlo, que en todo caso si se llegaba a hacer sería por cortesía.... No se hacía, como digo, y en la oposición de cátedras a la que me presenté, el director se sulfuró porque yo, uno de los opositores, envié un correo a los profesores del departamento indicando dónde tenía lugar la prueba de cátedra—la primera que había en quince años, cosa irrelevante, vamos. A juicio del director, por entonces el Dr. Collado, con pinchar el anuncio en la puerta de la sala en la que se hacía la prueba, era más que suficiente—y vamos, supongo que esperaría que todo el profesorado se pasease cada día por todas las salas de todos los centros a ver si había pinchado algún anuncio de alguna prueba "pública". (Luego hubo mangoneo en la oposición, cómo no).

Bien, pues hoy puedo decir que sí se nos ha avisado—primera o segunda vez, si no me fallan los cálculos. Me he pasado por la prueba, y he apreciado rápidamente que la Dra. Martínez Falquina era la única concursante. Y que en el tribunal estaban cinco miembros del equipo de investigación al que pertenece, o sea que era de prever que todo fuese sin novedad en el frente. Dicho sea no como crítica a la Dra. Martínez Falquina, en absoluto (pues no es ella quien designa los tribunales) sino como descripción objetiva de las circunstancias—un equipo que coloca a uno de sus miembros, o una profesora que lleva a buen puerto una carrera tras de muchos esfuerzos y trabajo, elíjase la descripción que se prefiera, pues las dos son seguramente ciertas. Mucho se ha ensalzado la labor de equipo por parte del tribunal—y bueno es que se trabaje en equipo, aunque no tan bueno cuando es para el apoyo mutuo de los miembros del equipo en contra de los derechos de otras personas, como hace con frecuencia el equipo dirigido por la Dra. Onega—y no es el único en hacerlo, tampoco digo eso.

Bueno, un momento un tanto chusquillo ha habido cuando describía la candidata su proyecto de investigación al tribunal "en tercera persona", como si estuviese hablando de una colaboración con investigadores de Sinsinnati, siendo que la directora del proyecto del que hablaba, y cuatro miembros del equipo, estaban en la mesa del tribunal... pero el opositor tiene que pasar por estos trances de circunstancias un tanto artificiosas, cuando no hay oposición real (me refiero a otros concursantes) y en un concurso que por tanto tiene un cierto aire de celebrarse por cubrir el expediente.

El problema con estos trabajos en equipo sintonizado es que te puede quedar la duda de si te colocas o te colocan. O sea, de si tus méritos son tuyos, o si te están comprando futuros apoyos, o pagándote los pasados. Este comentario lo he oído directamente de boca de personas que aun reconociendo actuaciones erróneas o injustas de alguien, me decían: "Pero yo no me puedo oponer. Es que le debo la plaza..." Vaya, baja autoestima, y poco sentido crítico. Y mucha fidelidad al equipo, eso sí—y al líder sobre todo.

Por si llegase esto a oídos de la Dra. Martínez Falquina y se enfadase conmigo por aparecer en la gacetilla— (pues conflictos con ella no tengo ninguno, sino que más bien le deseo mucha suerte—aparte de las actuaciones en bloque de su equipo)... —Una cosa diré sobre la oposición de hoy, dicho sea "desde la oposición" (O sea, que considero mi versión aún más independiente que la del tribunal en este caso, por menos interesada): su actuación ha estado realmente bien; la exposición que ha hecho ha sido excelente en soltura y organización, ha exhibido un currículum más que suficiente para obtener la plaza, ha tenido experiencia docente tanto en EE.UU. como en Inglaterra, cosa que otros no tenemos, ha expuesto de modo convincente su actividad como profesora, y se ha expresado en un perfecto inglés: un ejercicio redondo, en suma. Con lo cual tampoco quiero decir que debido a los méritos propios pueda prescindir de un grupo de ayuda mutua: en Realpolitik, eso no se lo aconsejaría a nadie.

Porque los resultados de las oposiciones en la universidad no dependen siempre del currículum ni de lo bien que se haga el ejercicio, sino, sobre todo y en primer lugar, de cómo sople el viento y cómo se ubiquen las personas en la dinámica de grupo. Esta vez soplaba a favor—no como en mi oposición. En la segunda (la de cátedras), porque en la primera, la de titular, también soplaba a favor. También es cierto que en mi oposición de titular me presenté solo, y en la de cátedra no obtenida había varios concursantes, ninguno de los cuales sentó cátedra: Usted mejor ni se presente. O este otro usted— no tiene una monografía del perfil. Que usted sí la tiene... vaya... bueno, pero no me gusta su línea de trabajo, para mí eso no cuenta. Además no ha presentado usted proyecto de investigación —ah, ¿que sí lo ha presentado? Da igual, pongo que no.

Y aquí seguimos... de eterno opositor, y con el asunto en los juzgados.

En el concurso de hoy, en cambio, todo buen feeling, jolgorio y desenfado, todo visiones positivas y palmaditas mutuas en la espalda, como ha de ser en los grupos bien avenidos. Así que he considerado que si me iba antes del final no me perdía gran cosa. "A concursos de acceso como este, me apunto a cien si hace falta", decía una de los miembros del tribunal. Toma, y yo. Sobre todo como opositor. Pero no siempre vienen así.







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