Y otro cuento, un cuento que es verdad y que cuentan por la radio:
Ha muerto Marianne, la de la canción la de Leonard Cohen, aquella que conoció cuando era casi joven, y cuyo fino hilo de araña ataba su tobillo a una piedra. La que le enviaba cartas diciendo que estaba con él, aunque él se preguntaba por qué seguía sintiéndose solo. Tras los sesenta, tras los setenta, los ochenta, los noventa, y lo que va de siglo, Marianne ya se muere. Cuando Cohen subo que estaba en el hospital, le envió una carta, diciéndole: "Estoy tan cerca de ti, que si extendieses la mano creo que podrías tocarme."
Y Marianne, que leyó la carta, o a quien se la leyeron, murió extendiendo la mano. Realmente no sabemos si llegó a tocar otra.
Yo también tiendo la mano, por si acaso.
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