El mejor comentario sobre la opa famosa [la de ENDESA] lo he oído hoy en el programa de Carlos Herrera: decía Adam Smith que el mercado era una mano invisible que acababa poniendo las cosas en su sitio; bueno, pues la mano invisible le acaba de dar un bofetón al gobierno que aún está que no sabe por dónde le ha llegado.
En Estados Unidos también pasan cosas de éstas, no crean: por ejemplo, hay una empresa californiana del condado de San Diego que quería comprar otra empresa californiana pagando los dólares a ochenta centavos (no le llegaban los centavos para completar el dólar porque le había dado muchos cientos de miles de ellos al partido gubernamental californiano, y claro, ahora había que mirar el centavo...). Así que esta opa hostil era apoyada no sólo por el gobierno de California sino también por uno de sus socios, el partido independentista del condado de San Diego, que acusaba a quienes se resistían a la operación de hacerlo por hostilidad a los Sandieguenses (este partido sostiene, como eje principal de su credo, que el condado de San Diego debería ser el Estado número 52 de los Estados Unidos). Ahora bien, cuando ha venido una empresa de Chicago que ha mejorado la oferta, pagando los dólares a dólar, una opa muy hostil para la opa hostil, han levantado las voces tanto el gobernador de California como los dirigentes Sandieguistas, diciendo que empresas extranjeras no deberían intentar apropiarse de los recursos básicos de California. Claro que el hecho de que los Estados Unidos sean un único mercado, y una Unión, a pesar de sus leyes impositivas etc. diferentes, plantea un pequeño problema para esta versión del patriotismo (pues en el juego del mercado, si se está, hay que estar a las duras y a las maduras). Lo más curioso es cómo a los de San Diego les ha salido de repente la vena patriótica, diciendo que California para los californianos, que qué pintan allí los de Chicago -- "¡extranjeros!"
Esperamos por tanto del gobernador de California un plan de acción completo para segregar la economía californiana de la de los otros 49 (¿50? ¿51?) estados. Al menos introduciendo la posibilidad de una ley del embudo que dé más margen de acción al gobierno.
(¡Ay mis mil millones de centavos...! dirá alguien... qué mal invertidos...)
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