Bueno, pues aquí está en primicia un visionado de mi blog de notas para los años 2004-05 encuadernado en pasta, muy cuca de color bronce/plateado rugoso. Recién recogido de la encuadernadora, y en edición limitada de un ejemplar. Aunque eso sí, he tenido que hacer dos volúmenes, por exceso de producción, ya me dicen que hago los posts demasiado largos. 622 páginas en conjunto, para catorce meses... me salen cuarenta y cuatro páginas por mes, poco más de una por día. Tampoco es tanto, ahora que lo pienso. Tendré que escribir más.
Hoy me decía una compañera que acababa de toparse con mi blog y que le había gustado, pero que ella no se animaría a hacer uno, que era como desvelar la intimidad...
Le he dicho que a mi intimidad aún le quedaban muchas entretelas (igual menos de las que me pienso, je, resulta que uno empieza a analizarse y al final somos muy poquita cosa, un puñado de recuerdos, hábitos y reflejos condicionados... ). Pero me he quedado pensando por qué parece un blog más revelación de la intimidad que la publicación de un libro de poemas, por ejemplo (actividad muy loable y loada) o una novela (autobiografía en clave del novelista) o una obra de teatro (psicomaquia del dramaturgo).
Creo que es en parte por su carencia de forma definida. Bueno, de mí ya va sabiendo uno qué esperarse, pero aun con todo la escritura improvisada, en plan proceso, sin atenerse a las normas de un género sino yéndolas improvisando sobre la marcha, puede parecer más desvelamiento de la intimidad que una escritura atrincherada en las convenciones protectoras y reconocibles de un género. Se pierde también, claro: elaboración, y forma, y hasta el buen gusto seguramente.
El blog ataca, y te ataca, por muchos lados, es una masa informe, the blob, una pasta blanda y moldeable, al menos mientras está la cosa en caliente. Te presenta muchas perspectivas posibles, y así queda quizá de manifiesto lo que hay en común entre todas ellas. O sea, nada. la nada agazapada "como un gusano" en el centro del ser, que decía Sartre, la conciencia de uno mismo como posibilidad perpetua, o como cambio permanente de tema y de manera de enfocarlo.
Todo esto idealmente, claro. Luego todos tenemos nuestros carácteres impresos; nos repetimos y andamos en círculos; todo cuestión de grados. El blog también puede acabar encuadernándote en pasta.
Qué rabia por cierto que al haberlos llevado a encuadernar hace unos días se les ha quedado sin poner a los libros el iBSN , con lo bonito que les iba a quedar...
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