Hoy hemos tenido Consejo de Departamento, con numerosas ausencias por enfermedad, depresión, dejadez, prudencia, pasotismo, ocupaciones coincidentes y ns/nc. Entre los puntos del orden del día estaba la aprobación del reglamento del departamento, que ha tenido que dejarse aplazado para otro día al ir vaciándose la sala después de varias horas de debates sin interrupción. No parece razonable imitar al Congreso de los Diputados en esto de las sesiones maratonianas y escaños vacíos simultáneamente, pero así van saliendo las cosas...
El otro punto fuerte del orden del día era la aprobación de las propuestas de máster del Departamento. Se ha aprobado la participación en una propuesta de máster interdepartamental, de Traducción, que será coordinada por la Facultad. Aquí ha habido un acuerdo casi general.
También lo ha habido en la otra propuesta, el postgrado de Estudios Ingleses; aunque ahí sí ha habido unos pocos votos en contra, entre ellos el mío (¡chss! ¡voto secreto!). Ya he comentado aquí y aquí lo inadecuada que me parecía la propuesta que presentaban los ponentes del máster, coordinado por la Dra. Onega. He pedido que consten en el acta estos escritos, justificando mi oposición. Y no he sido el único que se oponía: una rueda de molino tan gorda no se traga así como así, por boquiabierta que se quede la gente, así que los ponentes se han visto obligados a modificar un poco la propuesta, cambiándola de nombre. Esos cursos de literatura contemporánea y cine ya no se llamarán "Estudios ingleses", sino "Estudios textuales y culturales en lengua inglesa" – título que es el del programa de doctorado en el que se basa el máster. Se sigue llamando "Estudios Ingleses" el postgrado en el seno del cual se ofertará este máster – pero al menos ahora queda claro (espero) que en el postgrado de Estudios Ingleses debe haber lugar para otros másters que sigan criterios diferentes.
Mucho me temo, sin embargo, que el equipo ponente ha conseguido (por treinta y tantos votos contra cinco, y unas cuantas abstenciones), cubrir el objetivo principal: participar en esta primera convocatoria de propuestas de postgrado, con una propuesta del departamento basada únicamente en los temas que son del interés de ellos y relacionados con sus proyectos de investigación, e imponiendo las normas de control de personal que han diseñado a su gusto. Y todo ello en reuniones a puerta cerrada, sin que metan baza los órganos colegiados del departamento supuestamente encargados de diseñar los estudios. Según previsto, el Departamento, ante la tesitura de presentar ahora este máster o enfrentarse a la realidad de que había dejado pasar las fechas sin hacer nada, ha preferido tragarse el bolo, con cuchara y cucharón. Muy dispuestos venían, claro, con las sucesivas direcciones del Departamento allanándoles el camino y postponiendo desde hace dos años la discusión de este tema en el Consejo, como si no fuese responsabilidad del Departamento organizar su postgrado. Hoy se ha tenido que reconocer que sí, pero claro, ya era tarde, algo había que proponer, y como nos habían traído este máster ya diseñado...
Lo curioso es cómo la gente vota por un sistema en el que habrá de entrada profesores de primera, de segunda y de tercera, basándose en criterios propios para el máster y que no son los de aplicación general. Los profes de primera podrán invitar a otros profesores, y nombrar a dedo quién de los no permanentes puede y quién no puede participar en el máster (sin ningún criterio objetivable). Y se recuerda al profesorado en general que no da la talla: la gran mayoría de los que ahora están en segundo ciclo están descalificados para participar en el nuevo segundo ciclo, al requerirse dos sexenios de investigación, participación en proyectos de investigación de nivel nacional coordinados por los Alfa Superior, etc. etc. Ante esta seguridad y prepotencia, los Beta, Gamma y Epsilon han bajado humildemente la cabeza y han seguido a sus líderes, entregándoles en bandeja lo que de momento es el único ciclo que tendremos como estudios propios de nuestra área. Porque no va a haber grado de Estudios Ingleses; y de momento hemos votado que en el postgrado mandarán cuatro; y los otros cuatro que participan entran por alianzas y apoyos mutuos, no por méritos. Ah, pero lo hemos votado democráticamente y en secreto, eso sí. Tanto más incomprensible. Pero ya se sabe, las cohortes de los que esperan merecer van al voto prietas las filas, y sí bwana. Y los acogotados, mejor ni aparecen por el Consejo. Total, para votar que son incapaces...
Ha habido una escena un tanto desagradable, en la que un viejo profesor le ha cantado las cuarenta a la ponente del Máster, recriminándole su obsesión de control despótico y de exclusión, demostrada aquí como muchas veces antes. Pero ya se sabe, ladran, cabalgamos. Que de momento parece que los tiempos nos llevan viento en popa... Sexenios, proyectos, acreditaciones, telefonazos... es lo que se lleva ahora. Eso sí: son maneras muy acreditadas de controlar las ansiedades del personal, ponerles zanahorias delante de la nariz, crear corrillos, feudos y sistemas de exclusión. Escépticos hay, pero saltan por el aro igual, mientras murmuran contra semejante paripé. Y votar, claro, votan a quien hay que votar, que el que se mueve no sale en la foto. Aunque se vaya falseando toda nuestra actividad, lo esencial es ir todos marcando el paso hacia el absurdo. Calidad de bote. Fecha de caducidad, ni se sabe.
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Post-scriptum. Años después, y tras muchos recursos y resoluciones juciales, terminó así este desvarío administrativo, con una sentencia a nuestro favor.
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