Veo que en un artículo de Las Provincias aparecido el 12 de agosto, "Discursos oscuros", un tal R. Marí me menciona en estos términos:
"No sabe uno a estas alturas qué decir sobre los discursos oscuros. Los políticos utilizan a veces una retórica insoportable: muchas palabras, pocass ideas. Vacuidad que revela la pobreza del pensamiento y las falsedades del discurso.
En cuanto a los intelectuales... Siguen resultándome extrañamente obscenos párrafos como estos: "Sus libros van sobre ese fenómeno, las distorsiones debidas al conocimiento retrospectivo (que la retrospección proporciona conocimiento está claro, éstos parten de ahí y le buscan las pegas a ese conocimiento). Quizá también podríamos llamarlo la falacia narrativa, porque es un fenómeno inherente a la representación narrativa de los acontecimientos" (José Ángel García Landa)."
Conclusión de Marí:
"Los intelectuales del 98 (salvo Azorín) tampoco captaron la relevancia del cine como el gran acontecimiento cultural del siglo XX. Se puede ser inteligente y arcaico a la vez. Profundo y sin olfato. Visionario y miope."
No sé si dejarlo tal cual, o (con un bostezo) señalar que es de mala educación, y peor baba, descontextualizar el discurso de uno para intentar ponerlo en la picota, no sé por qué razón, como si yo me dedicara a proferir sandeces sin sentido por ahí. Yo también podría ahora citar un sesudo artículo científico sobre la hemoglobina, pongamos, como ejemplo del insoportable tecnicismo de algunos escritores en revistas especializadas. Pero no soy tan vurro, Marí. Y si querías pasajes oscuros, los tengo mucho más lucidos, pero claro, si no llegas ni a éste, ya te vale. Por lo menos, eso sí, para hacerme pasar mejor por memo, podías coger una frase entera, pues en tu cita (sacada del blog de Arcadi Espada) no se sabe a quién se refiere "sus", ni "ese fenómeno", ni "éstos". Así cualquiera, ¿eh? --cortándome las frases por la mitad. ¿No te das cuenta de que se te ve el dedo en la balanza, tramposo? Como si yo cito de tu artículo la frase "pocass ideas. Vacuidad que revela la pobreza", y lo presento como si fuese un resumen adecuado de lo que dices. Pues sabes qué te digo, que lo voy a hacer. Porque en este caso lo es.
(Carta enviada hoy a Las Provincias. No deja de tener cierta justicia poética que si hubiese entendido algo del artículo que cita, el autor no diría las tonterías que dice sobre los intelectuales del 98 y su falta de perspicacia ante la importancia futura del cine. R. Marí sabe que Azorín tenía olfato, y sin duda también lo hubiera sabido en 1898. Una vez visto, todos listos).
(Me contesta R. M. al correo, muy atentamente por cierto, asegurándome que a pesar de haberse referido en esos términos a lo que yo escribía, no era su intención ofenderme, ni escribía él con la conciencia de que le podría sentar mal a alguien lo que ponía; que sólo buscaba poner un ejemplo de lenguaje incomprensible y (vaya) dio con el mío escribiendo a toda prisa. Pues nada, disculpado, y qué se le va a hacer. Me disculpo yo también por mi indignación, y quedamos en que pelillos a la mar -- Ah, y gracias por la respuesta, normalmente no se tiene la elegancia de contestar educadamente a un cañoneo verbal, aunque sea defensivo).
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