La novena ley, contra el Orgullo, ordena "que todo hombre reconozca al otro como su igual por naturaleza. La ruptura de este precepto es el Orgullo." Y sigue Hobbes sentando las condiciones de la convivencia política pacífica que hace posible la sociedad:
"De esta ley, depende otra. Que
al entrar en condiciones de Paz, ningún hombre requiera reservar para
sí ningún Derecho que no acepte reservar también para cada uno de los
demás. Como es necesario para todos los hombres que buscan la
paz el renunciar a ciertos Derechos de Naturaleza; es decir, no tener
libertad para hacer todo lo que les apetezca; del mismo modo es
necesario para la vida del hombre, conservar algunos; como el derecho a
gobernar sus propios cuerpos, a disfrutar del aire, del agua, del
movimiento, de los caminos para ir de un sitio a otro; y todas las
cosas sin las cuales un hombre no puede vivir, o no puede vivir bien.
Si en este caso, al hacerse la Paz, los hombres requieren para sí
lo que no querrían que se hubiese de conceder a los demás, contravienen
la ley anterior, que ordena el reconocimiento de la igualdad natural, y
por tanto también la ley de la Naturaleza. Quienes observan esta ley
son los que llamamos hombres Modestos,
y quienes la rompen son hombres Arrogantes. Los griegos llaman a la
violación de esta ley pleonexia
[codicia], es decir, un deseo de tener más de la parte que le
corresponde a uno." (I.xv)
La ley a la que ofenden el PSOE y los demás cenutrios que les bailan el agua a los nacionalistas, en cambio, no llegó a formularla Hobbes. Pero si no hay leyes contra la estupidez profunda, es hora y pasahora de que se promulguen.
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