Los Bañales: Presente y futuro de una ciudad romana en las cinco villas
Dr. Javier Andreu
La Fundación Uncastillo ha trabajado, desde 2008, por el proyecto de “Los bañales” para situar a su ciudad romana en la vanguardia de la Arqueología en Aragón y convirtiendo al yacimiento en uno de los más valorados en los circuitos investigadores internacionales y de los más visitados. El Director Científico, Javier Andreu, explicará los trabajos arqueológicos que se han realizado y que han puesto al descubierto un espectacular foro: la plaza pública de la ciudad acercando a nuestros días la vida cotidiana de una ciudad romana de Aragón. Este trabajo también ha servido para la concesión de becas para estudiantes universitarios españoles y europeos, gracias a la ayuda de empresas privadas, que ha favorecido un despliegue cultural en la zona.
Tiene el proyecto una web en construcción y una página de Facebook. Aquí hay un artículo con fotos. El dibujo de este monumento de los Atilios, cerca de los Bañales, lo hizo Menéndez Pidal:
No se sabe qué acabó con esta ciudad, aunque ya decaía hacia el año 200 d.c. He leído en algún sitio que hubo unas pestes terribles por entonces, con mortandades masivas, en el Valle del Ebro—y podría ser una razón, aunque al parecer no hay pruebas.
Tampoco se sabe qué ciudad era, exactamente. Es posible que sea una de las que menciona Plinio el Viejo cuando describe los territorios que rodean Zaragoza y que estaban sometidos a su jurisdicción—con esa curiosa separación que había en el Imperio según estatutos legales y culturas o pueblos diversos. Poco melting pot había por entonces, y cada tribu estaba con los suyos:
Cesaraugusta,
colonia exenta de tributo, es bañada por el Ebro. En su emplazamiento
hubo antes una población que se llamaba Salduvia, del territorio de
Edetania. Acuden a ella cincuenta y cinco pueblos: entre los de
ciudadanos romanos están los bilbilitanos, los celsenses, antes
colonia, los calagurritanos que se apellidan násicos; los ilerdenses,
que son de la nación de los surdaonos junto a los que core el río
Sícoris; los oscenses—del territorio de Suesetania—, los turiasonenses.
Entre los de derecho latino los cascantenses primitivos, los
ergavicenses, los gracurritanos, los leonicenses, y los osicerdenses.
Entre los federados, los tarracenses. Entre los tributarios los
arcobrigenses, los andelonenses, los aracelitanos, los bursaonenses,
los calagurritanos que se apellidan fibularenses, los complutenses, los
carenses, los cincienses, los cortonenses, los damanitanos, los
ispalenses, los ilursenses, los iluberitanos, los jacetanos, los
libienses, los pompelonenses y los segienses. (Historia Natural, libro III)
Quizá de todos estos los mejores candidatos (visto que muchos otros están identificados) sean los tarracenses—¿los de Tarraca, posiblemente, que es mencionada por Ptolomeo y el cosmógrafo de Rávena? —O quizá no se los nombra en esta lista, a los habitantes de Los Bañales.
En el turno de preguntas a los conferenciantes, pregunto si no hay intereses encontrados entre arqueología y turismo, a la hora de fomentar visitas no guiadas. Me responden que en absoluto, que los yacimientos más abandonados y menos visitados son los que no se respetan y los que se prestan al gamberrismo y al expolio.
En los últimos años como se ve hay todo un proyecto en marcha en este yacimiento. Muy distinto de cuando visitamos el monumento de los Atilios y las ruinas de la ciudad hace más de cinco años, cuando los chavales eran pequeños; entonces estaba todo desierto. Ahora ya ha habido varios años seguidos de excavaciones. Y han aparecido cosas nuevas; el pasado no para de dar novedades. Así que quién sabe cómo será el pasado, en el futuro.
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