El 7 de octubre de 1934, la II República española declara la guerra contra la proclamación sediciosa del Estat Catalá.
(Y contra los disturbios asesinos de Asturias, que luego serían sentimentalizados por Víctor Manuel).
En Cataluña, el presidente de la Generalidad, con olvido de todos los deberes que le impone su cargo, su honor y su responasabilidad, se ha permitido proclamar el Estat Catalá. Ante esta situación, el Gobierno de la República ha tomado el acuerdo de proclamar el estado de guerra en todo el país.
Todos los españoles sentirán en el rostro el sonrojo de la locura que han cometido unos cuantos. El gobierno les pide que no den asilo en su corazón a ningún sentimiento de odio contra pueblo alguno de nuestra Patria. El patriotismo de Cataluña sabrá imponerse allí mismo a la locura separatista y sabrá conservar las libertades que le ha reconocido la República bajo un gobierno que sea leal a la Constitución.
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