Publicado en Internet. com. José Ángel García Landa
Por suerte, quienes me vigilan no son personas con malas intenciones, dispuestos a asaltarme para sacarme los cuartos, sino dinámicos y avispados hombres de negocios, que me ofrecen sus productos de buena fe y están a la que salta para ponerse a mi servicio y ganarse cuatro perras honradamente.
¿Cómo se interpreta, si no, que me llegue una oferta para comprar un dominio de internet (la primera que recibo, para que se vea que esto desafía la probabilidad estadística) - y que ese dominio sea el número secreto de mi tarjeta de crédito, puntocom?
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