Publicado en Personales. com. José Ángel García Landa
Se está convirtiendo esto en un rito veraniego... me refiero a esto de las sesiones de dentista no ordinarias, sino de quirófano, con bata verde y sierra mecánica. Recomendable para masocas en busca de nuevas experiencias. Aún me queda cara, sin embargo. Menos mal que cada vez soy menos sensible al mal de muelas —y al mal de amores, de paso. Para consolarme, quizá, me regalo un regalito que llevaba lamiendo desde el escaparate desde hace tiempo. No cura los males, pero es como la ficción narrativa, que decía Jameson: una solución imaginaria a problemas reales. ¿Dejaré, por lo menos, de lamer los escaparates? Igual ni eso...
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