domingo, 2 de agosto de 2015

Retropost #103: 27 de enero de 2005 (Sobre la evolución humana, Ignacio Martínez y Atapuerca)


27 de enero

Hoy he estado en otra conferencia sobre la evolución humana, con el título "Los otros", que daba Ignacio Martínez, de la Universidad de Alcalá, uno de los investigadores del equipo de Atapuerca. Una conferencia muy interesante que resume el trabajo de chinos que han hecho en torno a la reconstrucción de los restos de la Sima de los Huesos y su datación, así como las posibles implicaciones para la interpretación de la evolución humana, en concreto del lenguaje. 

El meollo de la cuestión: según Martínez, la reconstrucción de los cráneos y en especial de las cavidades auriculares indica que los "humanoides" de la sima de los huesos ya tenían una estructura auditiva idónea para captar las frecuencias de la voz humana, al contrario de lo que sucede con los chimpancés y otros monos, que precisamente pierden sensibilidad auditiva en las frecuencias clave para la comunicación verbal con una laringe humana. 

Le planteé alguna de las cuestiones que exponía en el post de hace una semana: en sustancia, que esto no prueba en absoluto que fueran capaces de hablar los atapuercenses, sólo que tenían el material adecuado para ello. Vamos, que primero tiene que evolucionar el órgano antes de encontrar (siguiendo la línea de la exaptación de Gould) un uso colateral que luego nos parece el principal. Allí me dio la razón, diciendo que ellos investigaban lo que era posible investigar dentro del ámbito de su disciplina, y que luego otros especialistas (biólogos, lingüistas, etc.) construirían sus teorías en el marco de lo que fuese científicamente factible. También observé que se tendía a plantear la cuestión de la existencia del lenguaje como un sí o no, blanco y negro, cuando el lenguaje era un fenómeno evolutivo, y que no había una línea divisoria clara entre el lenguaje y el no lenguaje.

También le pregunté sobre si el concepto de especie era más útil en unos contextos (especies fuertemente diferenciadas tras una extinción masiva, por ejemplo) que en otros (poblaciones con variaciones ligeras, etc.) y él recalcó mucho los significados totalmente distintos que tiene el término "especie" en biología y en paleontología (especies reproductivas en una, especies morfológicas en otra). Vamos, que para un paleontólogo un bulldog y un borzoi serían dos especies distintas...

En cuanto a la extinción de los neandertales, nos encontramos un problema parecido: que los restos fósiles son muy escasos para permitir una reconstrucción fiable de las causas, múltiples y mal entendidas aun para especies hoy existentes, que llevan a una extinción. Que probablemente no sepamos nunca la causa. La competencia con el Homo sapiens es una hipótesis plausible, pero imposible de demostrar.

También quedó claro en la conferencia que hay mucha incertidumbre en torno a cuestiones básicas cuando habló del hombre de Flores: si se confirma la conexión entre sus restos y la cultura lítica que al parecer dejó, habría que revisar todas las hipótesis acerca del tamaño del cerebro y la inteligencia... En fin, que aquí como en todas partes se trabaja exhaustivamente dentro de un paradigma que a veces se ve súbitamente desplazado. El hombrecillo ése ha dejado a los paleontólogos boquiabiertos. Y a los demás, claro.

Una bonita novela sobre la extinción de los neanderthales ante la llegada del homo sapiens es The Inheritors, de William Golding. Yo no los idealizaría tanto, pero si he de hacer hipótesis sobre su extinción, creo que de existir contacto habría combates. Que ganarían los Homo sapiens no tanto por sus armas o habilidades combativas superiores como por su mejor organización (probablemente en grupos más grandes, sin más). Y que, al margen de las masacres, habría arrinconamientos, aislamientos, esclavizamientos... los neanderthales como los apaches de la prehistoria. Parece ser que alguno de los últimos grupos fue a parar a Gibraltar. 

El Homo se ha librado de las especies cercanas por orden de cercanía. El hombre de Flores pudo ser otro ejemplo en la prehistoria reciente, o incluso en épocas "históricas"— aunque no en Flores, precisamente. Los siguientes en la lista son los grandes simios, ya arrinconados, y meditabundos como el gran gorila del zoo de Madrid. Y a los aborígenes australianos, indios y negros les ha ido en un tris, a manos del hombre blanco. Por no hablar de Auschwitz. Una especie organizada, vamos.
 





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