Voltaire, por su parte, resumía así las tesis de los materialistas:
Para los Ilustrados materialistas (Fréret, La Mettrie, Maupertuis,
Diderot, Helvétius, d'Holbach) no
sólo no hay inmortalidad del alma (como convenía Voltaire, aunque
prefería que el pueblo creyese lo contrario para sustentar la ética).
Tampoco hay Dios, ni diseño inteligente alguno en la creación del
Universo. Por tanto, a los principios del materialismo va unido
necesariamente el evolucionismo autoformante, o autoselectivo. Voltaire
argumentaba que el evolucionismo materialista no podría nunca explicar
el surgimiento de la inteligencia; también se atenía al argumento del
diseño inteligente. En cuanto a los materialistas, su tradición se
remontaba a Lucrecio, Leucipo y Demócrito, donde podemos buscar el
origen filosófico de la noción de la selección natural como
principio creador de orden y de complejidad a partir de lo simple.
Ahora, lo que me ha llamado más la atención en la cita de Diderot es el
criterio de la potencia explicativa, y de la capacidad de integración, como definitorio de
la verdad. El "efecto de verdad" se produce no por una adecuación entre
la cosa y la mente, sino por una congruencia entre las explicaciones de
los distintos fenómenos—es un principio de economía explicativa y de
comunicación, además de una redefinición de la naturaleza de los
objetos para la mente.
Es natural que un principio filosófico como el materialismo lleve por
una parte al evolucionismo, ante la necesidad de explicar el desarrollo
del orden, de las vida y del pensamiento a partir de la materia, y por
otra parte a la consiliencia—pues todas las ramas del conocimiento
habrán de fundamentarse en última instancia sobre los mismos principios
elementales de constitución de la realidad por autogeneración. De ahí
que evolucionismo, materialismo, y consiliencia se retroalimentan en
un bucle explicativo que es, en efecto, y antes de Darwin, una revolución
del pensamiento —para mostrar cómo se sustenta el cosmos sólo sobre sí
mismo, y cómo, en efecto, las cosas se crean por sí solas a partir de
la nada, por la fuerza de la costumbre...
El mundo surge así de la acción constante de las fuerzas elementales sobre sí mismas, complicada por la
retroalimentación que supone el que los mismos principios elementales actúen en un origen, y sigan actuando en un
momento posterior, y por tanto sobre un mundo ya diferenciado. Lo que también puede llamarse, sin más, el paso del tiempo.
_______
(1). Carta de Diderot a Damilaville, 12 sept. 1765, en Diderot, Correspondance, ed. G. Roth, vol.
5, p. 48. Cit. en la introducción de Jean Varloot a Le Rêve de d'Alembert de Diderot
(Paris, 1962), xviii.
(2). Voltaire, A.B.C. (1768),
cit. en Varloot, xx.
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