Oía ahora en Onda Cero a Julia Otero entrevistando a José Mª
Calleja, hablando del caso Díaz Ferrán. Cómo resulta que el que fue
presidente de la patronal empresarial durante años, es un vulgar
delincuente, desfalcador, estafador, ladrón, etc. Que qué escándalo,
etc. etc. Ahora comunica Calleja que en su programa un empresario dijo
hace dos años que Díaz Ferrán era todo eso, y que resultaba difícil
creerlo, pero que no le puso una querella así que algo habría. Pero
mientras los empresarios lo han elegido como modelo y representante,
votándolo una y otra vez, y aplaudiéndole con las orejas. Y el
gobierno, el de Zapatero que es cuando ejercía, a ponerle alfombra roja
y a tratarlo como todo un señor—que lo es, de chaletazo, millonazos
trofeos de caza. Entre todos lo han hecho lo que es, que él solo no
llega. Pero esto les cae ahora, a los políticos y a los medios, como
una sorpresa, ¡oh, qué escándalo, quién lo iba a decir! Etc. Etc.
Federico Jiménez Losantos lleva años y años
denunciando públicamente a Díaz Ferrán, y tratándolo no sólo de globo
hinchado por la corrupción, sino de estafador y desfalcador. Pero
mientras, ¿qué? Todos a inflar el globo, y a ignorar al Federico,
y a hacerle el vacío como si fuese el Hombre Invisible, y a
despreciarlo por "amarillista", por deslenguado y maleducado, como el
que dice las inconveniencias que no quieren oír mientras sopla el
viento de ese lado.
Y ahora la sorpresa, entre políticos y periodistas, "oh," "ah".
Que cómo podía este señor empresario tener un cargo político de
primera. Qué sorpresa.
—¡Anda iros a esparragar!
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