Diamond enfatiza la importancia de la sostenibilidad en las sociedades, y la importancia de cambiar los hábitos despilfarradores en la sociedad moderna en concreto. Él es moderadamente optimista, aunque no sé si los precedentes históricos que ofrece dan mucho lugar al optimismo. Habla del hundimiento de la sociedad de los Anasazi, o de la Isla de Pascua, donde murió el 90% de la población a consecuencia de la crisis ecológica y demográfica y del agotamiento de los recursos. Contra los argumentos economicistas contra los ecologistas, arguye que "si no te tomas los problemas ecológicos en serio, eso es muy malo para la economía." A largo plazo, o quizá a corto ya.
Hace poco leía en otro filósofo de la sostenibilidad, E. O. Wilson, cómo el genocidio de Ruanda del 94 no fue una consecuencia de la pura maldad de los Hutus y los Tutsis, sino que esa maldad surge de unas circunstancias económicas, de la superpoblación y del agotamiento de los recursos. La guerra y las epidemias siguen como consecuencia si no inevitable, sí inevitada en esos casos. Ruanda, decía Wilson, sin pretender ser agorero, es un modelo a pequeña escala de todo el planeta. La crisis que vendrá (que ya ha venido) no exterminará a la población, pero sí matará (está matando) a mucha gente. En Africa por ejemplo tiene la forma de epidemia de sida, y de sequía, y de desintegración social.
Wilson también argumentaba contra el economicismo que lleva a tomar decisiones políticas a corto plazo. Su crítica a la teoría económica es global: en los balances no se tiene en cuenta nunca como pérdida el agotamiento de los recursos, y por tanto las cuentas están falseadas por la misma manera de llevarlas. Sólo se consideran los beneficios obtenidos de la explotación, pero no se consideran los efectos a largo plazo del agotamiento de las reservas de agua, minerales o combustibles fósiles, de la deforestación, etc.
Como modelo a pequeña escala del planeta, pocos hay más terroríficos que el ejemplo de la Isla de Pascua al que alude Jared Diamond. Una película de final romántico, Rapa-Nui, contaba esta historia como trasfondo. No hay que perdérsela: era un pequeño planeta Tierra aislado en el Universo, la Isla de Pascua. Y las dinámicas del comportamiento humano son, básicamente, las mismas desde siempre.
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