Pensemos como contraejemplo en un aumento de los derechos de los trabajadores, que esto sí que es del gusto sindical así en plan simplista. Propongamos que en lugar de recortes y demás, cada nuevo contrato laboral exija, para impedir la explotación del obrero, no sólo una compensación por despido igual al sueldo y de por vida, sino que, además, al firmar el contrato, sea obligatorio que el empresario proporcione al trabajador un piso de 200 metros cuadrados, y un Mercedes.
Esto sería una legislación con derechos para los trabajadores, ¿eh?
Y el resultado, ¿cuál sería? ¿Trabajadores con más derechos? Pues no, mire usted. El resultado sería que no habría contratos: el paro y la economía sumergida. Que es a lo que nos han llevado los sindicatos y la legislación laboral hasta hoy.
El simplismo de los sindicatos lleva a presentar la relación laboral como una bicoca para el empresario, mientras el pobre trabajador está explotado. Lo que no se entiende entonces es por qué no se hacen empresarios, todos esos trabajadores, ya que es una situación tan ventajosa, en la que todas las monedas salen cara. Lo que sale cara es más bien la osadía de abrir una empresa, porque todas las monedas salen cruz, y de la crisis no se va a salir con las falsas soluciones de los sindicatos ni con la legislación que nos ha llevado al problema.
Por tanto, no apuestes por falsas soluciones, y no apoyes la huelga de los comunistas, socialistas, y sindicatos socialistas y comunistas. Seguir sus iniciativas es tropezar en la misma piedra otra vez, pero cogiendo carrerilla.
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