lunes, 11 de julio de 2011

Ideología de van Dijk


En su libro titulado Ideología: Una aproximación multidisciplinaria, Teun van Dijk realiza un estudio conceptual detallado de lo que se entiende por ideología en especial en su relación con la práctica discursiva. El concepto de ideología se estudia y define en una primera parte en tanto que cognición: en relación a ideas y creencias, personales y sociales, valores, modelos mentales, conocimiento y saber, identidad. Luego se estudia la relación de las ideologías con la sociedad: las relaciones entre grupos, las élites, los discursos dominantes, las instituciones. Por último, la tercera parte dedicada a la ideología y el análisis del discurso. Termina el libro con un análisis práctico de la ideología en funcionamiento en el libro de Dinesh D'Souza The End of Racism, expuesto como un discurso racista encubierto.

Quizá vaya añadiendo aquí algunas notas que resuman las principales cuestiones del libro, y sus ideas más interesantes. Pero de momento quiero apuntar lo que me parece la principal objeción que se puede hacer al planteamiento de van Dijk. Podría resumirse en que es un tanto contradictorio. Por una parte, muestra cómo la ideología se manifiesta a través del discurso, para promocionar los intereses de diversos grupos sociales. Por ejemplo, en el libro de D'Souza. Esto sugeriría que el discurso académico es, como cualquier otro, un vehículo de la ideología, o un espacio donde se articula. Pero por otra parte, el propio discurso de van Dijk parece extrañamente inmune a este espacio de debate. No me refiero a que no debata o no se posicione (contra D'Souza, por ejemplo), o que su ideología no esté claramente manifiesta. Me refiero a que no teoriza este posicionamiento ideológico del propio discurso, el del analista. Es decir, la ideología aparece como un objeto de estudio frente a un sujeto observador no ideológico, a un sujeto que desde un punto de vista objetivo y basado en un análisis multidisciplinar pero nunca explícitamente posicionado políticamente, expone los condicionantes ideológicos del discurso del otro. En suma, que un discurso político aparece un tanto disfrazado de análisis "a vista de pájaro" u omnisciente sobre la ideología de los otros. A lo que voy es a que la ideología tiende a ser siempre, en sus diversas teorizaciones, algo que tienen los demás, mientras que "lo nuestro" sería ciencia (es la conocida posición marxista, por ejemplo, o la actitud cristiana ante el paganismo por elegir un ejemplo más remoto). Llama aquí especialmente la atención la perpetuación de este proceder, en cuanto que van Dijk, como digo, señala el posicionamiento ideológico de todo discurso—pero no saca todas las conclusiones para su teoría que cabría esperar de ese reconocimiento.

La ideología se articula en un juego de posiciones, o podríamos decir que se hace visible relacionalmente. De este modo, podríamos decir que el posicionamiento que toma frente a D'Souza hace visible la ideología de van Dijk. Sin embargo, esta dimensión relacional del propio discurso analítico no aparece teorizada en ningún momento en el libro. Quizá sea un caso de invisibilización del propio discurso (como digo relativa, pues van Dijk a un nivel determinado sí teoriza la visibilidad de la ideología en todo discurso... analizado). La cuestión es que la ideología de un discurso se hace visible o determinable por diferenciación, por distancia y contraposición. Se hace visible a través del análisis que sobre un discurso (o acción, institución, práctica etc.) efectúa otro discurso. Este proceso de emergencia diferencial de la ideología no aparece suficientemente teorizado aquí: parece como si la ideología se manifestase por sí misma, o "estuviese" sin más en el discurso que se analiza. Y está: pero hay que hacerla consciente, o visible, o extraerla con un trabajo metadiscursivo. Hasta ahí supongo que puede entenderse que sí lo acepta la teoría de van Dijk—lo que ya queda menos evidente es que ese metadiscurso (una determinada teoría de análisis del discurso, por ejemplo) también está ideológicamente posicionado.

¿Para quién lo está? Para el objeto de análisis Uno, seguramente, si sabe que está siendo analizado por Dos. O para un tercero Tres, que a su vez tiene que hacer visible la ideología de Dos, y menos obviamente la suya propia, a través de un texto destinado a Cuatro, su receptor ideal o implícito—pero que a la vez puede ser oído y entendido contra su intención por un oyente no invitado, al que llamaremos Cinco. Y, claro, también es el texto legible al menos en potencia para Uno y Dos y Tres. (Aquí Tres soy yo, por si nos hemos perdido). De este modo, la ideología emerge, adquiere forma plena y manifestación de todas sus implicaciones mediante un proceso dialógico o dialéctico. En algún punto de mi libro Acción, Relato, Discurso, decía yo que la ideología no es un contenido que "esté" en un texto o discurso, sino un proceso de relación entre dos textos, el texto y otro texto crítico—es un proceso de relación, de emergencia y de constitución interaccional.

Esta perspectiva está en línea con los razonamientos de Mijail Bajtin, según los cuales el uso del lenguaje siempre es dialógico, por no decir confrontacional, siempre en debate implícito o explícito con un texto anterior, y siempre dirigido a un receptor que no coincide plenamente con el emisor (aunque sea por el mero hecho de que si coincidiesen, el emisor se quedaría callado al no tener que informar de nada a nadie). En suma, que el discurso y la ideología que en él se articula o manifiesta no son un contenido determinable o estable, sino un sistema de relaciones en el que se encuentra implicado el propio analista-observador, y cualquiera que le ponga objeciones o responda a su análisis con un contra-análisis.



 
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