Acaba de llegar a Biescas por lo que me dicen el pequeño Íñigo, sobrino que debe ser el número diecinueve por lo menos—que nació anteayer pero aún no se anima a tetar como es su obligación. Bueno, todo se andará.
De momento, aquí hay un par de foticos del chavalín—¡qué majete!
Aquí exactamente ha nacido:
Hace bien Iñigo en huir de los calores de Zaragoza, que está sofocada y atascada con las malditas obras del tranvía. Y supongo que su intención, además, es ser pelaire. Nosotros, por nuestra parte, después de despedirlo nos hemos ido a poner un rato a remojo.
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