Reseño aquí el capítulo "The Early Modern Search Engine: Indices, Title Pages, Marginalia and Contents", de Thomas N. Corns, publicado en el libro de estudios mediáticos retrofuturistas The Renaissance Computer: Knowledge Technology in the First Age of Print (ed. Neil Rhodes y Jonathan Sawday, 2000). Según su propio resumen,
Internet no podría navegarse sin buscadores y organizadores de información, señala Corns, y "gran parte del poder de las nuevas tecnologías se basa en sus prestaciones de acceso no serial" (95).
(De hecho, podríamos decir que a pesar de los éxitos de los primeros buscadores como Mosaic y Altavista, Yahoo era el rey de la red en el siglo XX: y Yahoo era en origen un índice o directorio hipertextual. La información de la red se volvió realmente usable a nivel masivo con Google, que es un término no indexado todavía en el libro de Rhodes y Sawday. Aún recuerdo la diferencia que supuso no tener que buscar en los resultados de los buscadores, puesto que era el propio buscador quien organizaba (por fin) la información según su relevancia. Para esa historia, ver mi reseña sobre Google y The Search).
En libros como Coryat's Crudities (1611) se exploran nuevas estrategias de organización de la información, por ejemplo relacionando ilustraciones y texto de maneras novedosas. Así, "algunas obras literarias renacentistas, normalmente de tipo vanguardista, reconocían las limitaciones de los textos planos y de la transmisión serial de información, ofreciendo en su lugar nuevas modalidades de acceso, formas más espaciales de pensar y de leer, y de relacionar un nivel de discurso con otros niveles" (97). Se anticipa por medio de la relación entre ilustraciones, listas, índices y texto, un tipo de hipertextualidad. Es un tipo de usabilidad que pudo contribuir al éxito de Eikon Basilike, por ejemplo, que organiza eficazmente sus ilustraciones y espacializa su información narrativa para fácil acceso.
"El aumentar el público lector del texto hace aumentar naturalmente su poder, en este caso su poder de modelar la percepción de la historia política reciente. Mi último ejemplo, el caso de la Biblia de Ginebra, examina las maneras en que el añadido de aparatos para facilitar el acceso también dirige y controla la interpretación, y aquí quizá las analogías con el poder represivo del hipertexto estén más claras" (102).
(Con "el poder represivo del hipertexto" se refiere Corns al hecho de que un hipertexto subraya por el hecho mismo de establecer enlaces ciertas conexiones semánticas sobre otras, y favorece un determinado trayecto ideológico de lectura. Ahora bien, también podría llamarse el "poder constitutivo del hipertexto" pues son dos caras de la misma moneda—es un debate éste parecido al de aquéllos que hablan de la "tiranía de la narración").
Así por ejemplo, los índices sobre los "principales acontecimientos" de la Biblia ya van preordenados por una determinada interpretación, y a la vez que organizan la información ya favorecen un determinado tipo de lectura. Los debates sobre usabilidad y manipulación de la información pueden por tanto remontarse al uso de cualquier tecnología textual, y en concreto al desarrollo de sistemas de búsqueda no lineal como títulos, referencias cruzadas, notas marginales, títulos y listas de contenidos, índices temáticos.
(A este desarrollo del buscador "dentro del libro" habría que añadir por cierto el desarrrollo concomitante de la información en los estantes y en las bibliotecas—la organización de los libros según nuevos esquemas conceptuales para la ordenación y manejo del conocimiento. Parte de ese trabajo estaba hecho, claro, en forma de nuevos tipos de libro como por ejemplo The Advancement of Learning de Bacon, y más adelante la Encyclopédie).
(Se refiere a que Jacobo I prohibió la inclusión de notas marginales explicativas en la biblia de 1611, la "King James Bible", temiendo que se propagasen doctrinas sediciosas en forma de anotación bíblica. Como se ve, la libertad del usuario siempre tiene lugar en un marco legal y en el contexto que dan unas posibilidades tecnológicas, pero la libertad no será garantizada ni por los gobernantes ni por los editores y organizadores de información: siempre requiere la propia interpretación singular y dialógica del texto y de sus condicionantes formales y legales).
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