Los reyes magos
Había una vez un niño llamado Daniel.
Daniel esperaba con ganas la Navidad. Le gustaban los regalos y también le gustaba el acto religioso. Unos días después llegó su abuelo. Quería mucho a su abuelo, que tenía una gran barba blanca y espesa.
Justo el 5 de Enero, el anterior día a los reyes, dijo que tenía cosas pendientes con sus dos amigos. Daniel no quería que su abuelo se fuese. Al final se fue, y Daniel se puso a buscar la razón por la que se había ido. Buscó en su agenda de cosas pendientes. Buscó en el 5 de Enero y decubrió una cosa muy interesante. Decía:
Ir con Gaspar y Baltasar. Esos nombres le sonaban;
- ¡ah!, exclamó. Ya se acordó de esos nombres tan extraños.
Eran dos de los reyes magos.
-¿Qué tendrá que ver mi abuelo con los reyes magos? Se preguntó.
Quizá tenga unos amigos con esos nombres, pero; que casualidad que se vaya el 5 de Enero, se parezca a como describen a Melchor y tenga DOS amigos llamados Gaspar y Baltasar ¿no?
A la Navidad siguiente, solo que aún en Diciembre, sus amigos Gaspar y Baltasar fueron a comer a casa de su abuelito, y Daniel le preguntó a su abuelito:
¿Puedo ir contigo?
Y su abuelo dijo
-Vale Daniel, y se fueron. En esa casa se entretuvo mucho, y cuando Gaspar y Baltasar llegaron, Daniel vió que también se parecían a la descripción de la mayoría de personas sobre los reyes magos.
Después de una partida de parchís, le dijeron a Daniel que viese la tele.
Daniel se fue, pero se puso a escuchar por detrás de la puerta.
Hablaron de que tenían que comprar todos los regalos que necesitaban.
A Daniel le extrañó todo lo que dijeron.
También dijeron que esa noche prepararían los camellos.
Cada vez estaba más seguro de que su abuelo era Melchor, o que trabajaba con los reyes magos. Subió a la buhardilla y vió unas túnicas lujosas de seda oriental de gusano de seda. Ahora sí que estaba seguro de que su abuelo y sus dos amigos eran Melchor, Gaspar y Baltasar, pues decía los nombres en cada túnica.
En el siguiente 5 de Enero el abuelo también dijo que tenía que hacer cosas con sus amigos, pero Daniel se escondió en el maletero del coche donde el supuesto Melchor iba a reunirse con sus amigos. Llegó a donde sus amigos esperaban con unos camellos con bolsas. Como a Daniel le adelantaron sus regalos por ser bueno,había espacio.Se metió en una de las bolsas y empezó el viaje. En unas horas que parecieron segundos ya casi habían repartido todos los regalos del mundo, quitaron el último regalo de la bolsa, descubrieron a Daniel,y al mismo tiempo gritaron los cuatro:
¡AAAAAAAAAAhh! . Desde entonces solo Daniel y los reyes magos saben quién es Melchor, y Daniel no se lo dijo nunca a nadie.
FIN
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