jueves, 9 de julio de 2009

El Efecto Mateo y la calidad retroactiva

El "efecto Mateo" es una ley de distribución y redistribución de bienes y atenciones, que con más justicia podría llamarse "el efecto Jesucristo". Viene la cosa del evangelio de San Mateo, donde dice aquello de "A quien tiene, se le dará más; y a quien no tiene, se le quitará aun lo que tiene." Una cita que no creo que sea del gusto de esos que veían en Cristo una especie de socialista utópico... aunque cabe que no esté describiendo una utopía, sino una realidad.

Me he leído un libro que podríamos decir que es de estadística, si de algo en concreto va: El cisne negro, de Nassim Nicholas Taleb, subtitulado "sobre el impacto de lo altamente improbable". Lo altamente improbable va desde los cisnes negros (en aquellos tiempos en los que se suponía que todos eran blancos), pasando por sucesos catastróficos imprevistos, o torbellinos de información inexplicables, hasta fenómenos tan extraños e improbables como tú mismo, hipócrita lector. Todos ellos son sucesos que desafían la probabilidad y la estadística, pero son sin embargo muy reales y causan efectos que desequilibran las previsiones formalizadas.

De esas previsiones formalizadas, Taleb les tiene tirria especial a los modelos matematizados de inversiones económicas y cálculos de inversiones y beneficios supuestamente "científicos"; y sobre todo a una bestia negra de su libro, no un cisne sino una campana, la campana de Gauss, emblema de lo que él llama "Mediocristán":

"el aspecto principal de la campana de Gauss es (...) que la mayor parte de las observaciones se sitúan en torno a lo mediocre, la media, mientras que las probabilidades de una desviación disminuyen de forma cada vez más rápida (exponencialmente) a medida que nos alejamos de la media." (El cisne negro 356)

Según los habitantes de este Mediocristán, podemos ignorar esas excepciones. Pero en realidad, nos dice Taleb, no habitamos en Mediocristán, sino en Extremistán. En teoría evolutiva, diríamos que vamos regidos por fenómenos extremos como la explosión de la vida, o del lenguaje, o por las catástrofes y extinciones masivas. Y rige Extremistán, muy en especial, en lo referente a todos los fenómenos que tienen que ver con la información—desde el arte a Internet o a las inversiones en bolsa: y allí la campana de Gauss es una engañadora.

Por lo que veo, la campana de Gauss se pega de narices con la otra curva que define y organiza la realidad—en especial la realidad de la información y la de la red: la cola larga. Aquí las tengo superpuestas, comparando por ejemplo lo que supondrían en un factor como la venta de libros, o los éxitos musicales, o la popularidad y fama mundial, o las citas académicas:



Con éxitos me refiero, en el ejemplo de los libros, a bestsellers. Hay relativamente muy pocos, y su éxito no es, como diría Taleb, escalable. Forman la alta cabeza de la larga cola (verde). Del primero al segundo de la lista podría haber una diferencia de centenares de millones de ejemplares vendidos. La mayoría de los libros (sigamos con el ejemplo típico de fenómeno informativo, tipo Extremistán) venden pongamos mil ejemplares, o quinientos, o los que sean: son el grueso de la campana (que es la línea roja del gráfico). Según cómo midamos, el fenómeno más significativo podría parecer ese gran bloque central de libros que venden ni mucho ni poco. Pero desde otros parámetros, son los poquísimos libros de la parte izquierda del gráfico (los fenómenos extremos) los que crean influencia, moda, opinión, orientación, beneficios espectaculares, etc.

Es concebible, claro, que para distintos tipos de fenómenos informativos, la curva superior de la campana esté más o menos escorada hacia la derecha o hacia la izquierda: tienen desfases variables. Los torbellinos de información, que crecen hasta extremos incalculables, por efectos azarosos, se encuentran en la parte izquierda del gráfico, y son los que se rigen por lo que hemos llamado el efecto Mateo ("tened y se os dará aún más"). La expresión viene del sociólogo de la ciencia Robert K. Merton ("The Matthew Effect in Science", Science 159, 1968: 56-63). Otro caso que observa Taleb que se rige por el efecto Mateo es el uso de las lenguas francas: el crecimiento del inglés como lengua franca también viene regido por este efecto—es su propia difusión la que hace que continúe siendo la lengua franca preferida, en progresión creciente. Pero me ha gustado especialmente la aplicación del fenómeno a las citas académicas y a las reputaciones intelectuales:

"Imaginemos que alguien escribe un artículo académico en el que cita a cincuenta personas que han trabajado en el tema y han aportado materiales de fondo para su estudio; supongamos, para hacerlo sencillo, que todas ellas reúnen los mismos méritos. Otro investigador que trabaje exactamente en el mismo tema citará de forma aleatoria a tres de esas cincuenta personas en su bibliografía. Merton demostró que muchos académicos citan referencias sin haber leído la obra original: leen un artículo y sacan sus propias citas de entre las fuentes de ese artículo. De modo que un tercer investigador que lea el segundo artículo selecciona para sus citas a los tres autores antes citados. Estos tres autores recibirán cada vez mayor atención ya que sus nombres se van asociando con mayor derecho al tema en cuestión. La diferencia entre los tres ganadores y los otros miembros del grupo original es, en su mayor parte, cuestión de suerte: fueron escogidos inicialmente no por su mayor destreza, sino sencillamente por la forma en que sus nombres aparecían en la bibliografía anterior. Gracias a su fama, estos académicos de éxito seguirán escribiendo artículos y les será fácil publicar su obra. El éxito académico es en parte (pero en parte importante) una lotería." (315)

La idea central es que el éxito informativo no depende sustancialmente del valor intrínseco o de las destrezas especiales de quienes triunfan. Habrá que admitir que juegan con más cartas quienes tienen un mínimo, y no siempre triunfa un Bienvenido, Mr Chance—pero en gran medida el éxito de quien llega, de quien llega a vender, a sonar, a triunfar—es producto del azar y de los torbellinos de información creados en torno a estas ventajas acumulativas. El mundo académico es especialmente dado a ellas, y cada vez más, según priman criterios como los famosos "índices de impacto" de las publicaciones:

"a los eruditos se les juzga ante todo por las veces que su obra es citada en la de otras personas, y así se forman las camarillas de personas que se citan mutuamente (es aquello de 'si me citas, te cito')." (316)

Lo mismo sucede, supongo, en el mundo de los blogs.

Y el arte, aunque los artistas juegan a ignorarse unos a otros, no está sin embargo exento de procesos demenciales de acumulación informativa; es lo que llamamos las grandes obras, o el canon, o las obras de éxito. Se creó un vistoso torbellino en torno a El Código Da Vinci; y el último torbellino descontrolado se ha formado en torno a las novelas de Stieg Larsson, que son como cientos de otras. Así nos explica Taleb estos fenómenos:

"el arte, dada su dependencia del boca a boca, es extremadamente propenso a estos efectos de ventaja acumulativa. (...) Nuestras opiniones sobre el mérito artístico son el resultado del contagio arbitrario, más aún de lo que lo son nuestras ideas políticas. Una persona escribe una reseña de un libro; otra la lee y escribe un comentario que usa los mismos argumentos. Enseguida tenemos varios cientos de reseñas que en realidad se reducen, por su contenido, a no más de dos o tres, porque hay mucho solapamiento. Para un ejemplo anecdótico, léase Fire the Bastards!, cuyo autor, Jack Green, recoge sistemáticamente las críticas de la novela de William Gaddis The Recognitions. Green demuestra claramente que los autores de las críticas del libro anclan éstas en otras críticas, y revela una potente influencia mutua, incluso en su forma de redactar. Este fenómeno recuerda la actitud gregaria de los analistas financieros...." (317)

En fin, argumentación suficiente como para poner entre comillas los "índices de impacto" y otras mediciones metódicas y matematizadas de la calidad intelectual o artística de nuestros escritos. A menos que incluyamos como parte de la calidad intelectual o artística (y de hecho lo incluimos) el efecto producido a posteriori, efecto quizá deseado pero incalculable a priori: a saber,—la subida disparatada del valor informativo de las acciones. Parte esencial del razonamiento de Taleb en El Cisne Negro es el efecto del hindsight bias, la distorsión retrospectiva que afecta a nuestros juicios y valoraciones una vez se ha producido el fenómeno de la distribución informativa; en ese sentido es un libro altamente recomendable para los interesados en estudiar la falacia narrativa—y en aprender a desconfiar de ella.


2 comentarios:

  1. El llamado "efecto Mateo" es una desafortunada interpretación acuñada por los sociólogos, economistas y psicólogos y la actual "ley de la atracción". No se trata de multiplicar y acumular bienes materiales (dinero, fama y reconocimiento que es lo que todo el mundo busca) porque precisamente Jesús reiteradamente afirma -todo lo contrario- que a esos la polilla y el hollín a la larga los acaba (y si no compruébenlo con el imperio romano y muchos reinos mas). Se refiere siempre a bienes espirituales (amor, fe, esperanza, paz, gozo... los bienes del reino de Dios) que son en definitiva los que uno se lleva cuando muere y a la vez permanecen en los que siguen en éste mundo (desata en la tierra y desatarás en el cielo...).

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  2. Es cierto, pero en el uso que se hace del término en psicología y estadística se trata de un uso humorístico, irónico y si quieres un tanto cínico de la expresión "efecto Mateo".

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