Con jueces y con procedimientos judiciales así, atentos únicamente al formalismo y nunca a la sustancia de los hechos, no es sorprendente que la justicia en España esté en el estado en que se encuentra, y que las mafias judiciales campen a sus anchas. Se conocen el percal, y los huecos del sistema, y saben que ningún juez va a sacar los pies del tiesto ni a querer saber de cosas que no le atañen en el estricto procedimiento. Aunque haya mil muertos por medio.
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