Después del digusto que me llevé perdiendo tres mil fotos de este verano, con cámara incluida, es un pequeño consuelo ver que aún tengo fotos de sobra, de las que tomé con mi cámara vieja, borrosa y sucia (la que no perdí); fotos mucho peores y llenas de imperfecciones, pero al perder cosas en la vida uno se va consolando con lo que puede de lo que queda.
También salieron fotos a cientos o a miles, de esta vieja cámara que tenía casi aparcada. Las fotos no valen gran cosa, pero ahí que van. Ahora yo ya cuelgo casi todo, incluso por triplicado. Y si a las fotos les sumamos las refotos, ese género que vengo practicando este año, hasta que me canse, o hasta que logre hacerle un hueco al concepto en el arte fotográfica...
...en fin, que tengo fotos y refotos para rato; como siempre, me resulta difícil ponerme al día.
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