Publicado en Cine. com. José Ángel García Landa
Parece como si aún saliésemos de ver la vieja Hairspray
de 1988, de John Waters, y nos metemos a ver la nueva versión musical,
corregida y aumentada de talla por si hacía falta. La Travolta está
divina, y los demás no se quedan parados; los colores son brillantes,
los peinados molan, los bailes espectaculares, las canciones buenísimas y
el ritmo contagioso. Salimos del cine bailando como gordas, así que
queda recomendada de todas todas.
Supuestamente la película va a favor de la integración erótico-social de las marujas y de las tallas grandes, contra la estética Barbie, y a favor de la sociedad multirracial y mezclada, sin complejos ni apartheids legales o mentales. No sorprende que sea la batalla siempre por ganar, y que el Baltimore racista de hace cuarenta y cinco años, cuando éramos pequeñitos, sea una metáfora adecuada de la separación de facto entre círculos blancos y negros en los USA (o en cualquier otro sitio) hoy en día. Muy claro quea cuando hay que protestar contra las leyes discriminatorias, pero yo recuerdo que en los tiempos de la primera Hairspray en el comedor de la universidad americana Brown, que hacía gala de su política de affirmative action, por supuesto los blancos se sentaban con los blancos y los negros con los negros sin que nadie les prohibiese ni les dijese nada; y era lo normal... no se fuese nadie a pensar que se buscaba poner en evidencia a la gente, porque (por racismo invertido, o sin invertir) las minorías necesitan su espacio, o lo tienen aunque no lo necesiten. Y así sigue la cosa parecida en muchos aspectos.
Digo lo de que supuestamente defiende la película, porque aunque es explícita y elocuente en la defensa de los negros, y las gordas, y las gordas negras, y de las amas de casa, sigue siendo el caso que los negros tienen un papel secundario y que las gordas juegan un papel ambivalente: por una parte siguen siendo, como siempre, entes inherentemente cómicos, y por otra lo llevan con alegría y ritmo ejemplares, algo desde luego aconsejable en cualquier caso.
También "supuestamente", digo, porque hay otra cuestión sobre la que la película no dice nada, sólo hace: en su llamada a la lucha contra los prejuicios y barreras mentales, y a favor de la mezcla bailona de estilos, subculturas y maneras de ser, no menciona nunca a las homosexuales—cuando ahora (aunque no en 1962) son los gays y lesbian@s y los transexuales heterosexuales (whatever that means) los que están embarcados en una lucha por derechos civiles. La integración de finales del XX y principios del XXI tiene a las autoridades y al público general desconcertados, haciendo gestos tímidos, o atrevidos, o contradictorios, o evitando hablar del tema en lo posible muchas veces. Esta película, como digo, trata el asunto por la vía ambivalente de no mencionarlo, pero incluyendo a Travolta, como al travestí Divine en la película anterior, en plan gorda alocada en el papel de Edna Turnblad. Pero claro, ahí estamos trabajando con marcos distintos de realidad (y se cuidan de evitar escenas de besos etc.). Así que el alegato a la vez es y no es, sugiere pero no se pronuncia, y defiende como sin atreverse. Pero sí hace pensar "educadamente y sin ofender a nadie" en la analogía entre los negros discriminados de 1962, los homosexuales discriminados de 2002, o las gordas discriminadas de facto si no por ley (mucho más eficaz el de facto) en la cultura de la imagen. Aunque a veces van las gordas y a base de sudárselo ganan Operación Triunfo. Pero con la energía hay que echarle, si es que hasta adelgazas por el camino.
Hairspray. Directed by Adam Shankman. Screenplay by Leslie Dixon, based on John Waters's film Hairspray and the musical play by Mark O'Donnell. Cast: Nikki Blonsky, John Travolta, Michelle Pfeiffer, Christopher Walken, Amanda Bynes, James Marsden, Queen Latifah Brittany Snow, Zac Efron, Elijah Kelley, Allison Janney, Taylor Parks, Paul Dooley, Jerry Stiller. Music by Marc Shaiman. Cinematog., Bojan Bazelli. Ed. Michael Tronick. Prod. des. David Gropman. Art dir. Dennis Davenport. Prod. Neil Meron, Craig Zadan. USA: Gabriel Simon / Storyline Entertainment / Ingenious Film Partners / New Line Cinema / Zadan/Meron, 2007.
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