Un comentario pongo en el post "Arqueología de la mente" de Bermúdez de Castro:
" Los objetos, como las herramientas de piedra, llevan un sello indeleble de la mente que los creó." Sí, pero ¿cuál es la naturaleza y significado de ese sello? Eso requiere interpretación, no es evidente. Podríamos decir que "un objeto contiene una historia, pero es una historia que tenemos que contar nosotros." Decir que "un objeto cuenta una historia" es otra manera de decir que "un objeto tiene una historia". Claro que la gente puede contar todo tipo de historias por medio de los objetos, pero eso solo significaría que los objetos pueden reciclarse para usos nuevos. Cuando hablamos de la historia que cuenta un objeto, nos referimos no a cualquier historia que se pudiese contar usando el objeto como ayuda o excusa, sino más bien una historia que está necesariamente estructurada en torno a la especificidad del objeto, no en torno a la individualidad del narrador de la historia. Sería la historia que hay que contar necesariamente para entender el objeto; no cualquier historia que pudiese narrar el narrador, sino la historia que necesita precisamente ese objeto, y no otro, para ser contada. Esto no es decir que la individualidad de quien cuenta la historia no pueda interactuar de modo fructífero con la especificidad del objeto (o con su historicidad, podríamos decir), revelándola para hacer el objeto legible y comprensible para la gente que antes no podía ver la historia o significado contenidos en el objeto, la historia "contada por el objeto". El relato contenido en un objeto es por tanto el relato que puede interesar a cualquiera que quiera saber más sobre la historicidad de ese objeto, la historia que le es inherente. O, en última instancia, es el relato que se refiere a cualquiera que esté interesado en comprender la historicidad inherente en cada uno de los objetos de este mundo, y en cada una de sus personas. La gran historia que todos tenemos en común con el objeto, y con quien lo interpreta y nos cuenta una historia sobre él. Todo significado está sujeto a debate, claro, pero ese debate también es parte de la historia. Los relatos de detectives contienen dos historias entretejidas: la de cómo se cometió el crimen, y la de cómo se descubrió lo realmente sucedido.
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