Así, Soraya Sáenz de Santamaría nos comunica que "a ella no le han dado ningún sobre" o que "no ha visto que den ningún sobre a nadie." Claro, con un pestañeo a tiempo, se resuelve pronto esto. Cospedal también emite signos ambiguos, que no se diga que dijo.
Y Rajoy, en lugar de desmentir en persona, se remite a lo que han declarado sobre el particular sus vicepresidentes y vicepresidentas, alegando que le consta que son declaraciones que vienen de "personas honestas."
Sobre esto habló Poe en La carta robada, otra historia de una cosa supuestamente escondida que estaba a la vista de todo el mundo, riéndose de alguien interpretase las palabras "homines honesti" como "hombres honestos." Una nota en The Purloined Poe nos aclara que "homines honesti is Cicero's term for men of his party."
Así que permítanme aventurar que de la auditoría que se va a hacer el PP a sí mismo, y de la que van a encargar a unos honestos auditores externos, van a salir unas cuentas inmaculadas. Y es que el que no es sinvergüenza no llega a esas esferas de la política, ya lo apean antes.
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