miércoles, 17 de junio de 2009

Adam's Tongue 1: Las dimensiones del problema

Reseña del libro de Derek Bickerton sobre el origen del lenguaje, Adam's Tongue (2009).




Marc Hauser estudió los sistemas de comunicación animales (SCA) y concluyó que sus señales pueden ser de tres tipos: señales relativas a la supervivencia individual, señales relativas al apareamiento y reproducción, y señales relativas a otros tipos de interacciones entre individuos de la misma especie (señales sociales). A veces son mixtas, pero no hay señales que cumplan otras funciones. Los animales no pueden hablar del tiempo, ni del paisaje, ni contarse cosas sobre lo que han hecho, ni mandar señales sobre planes para el futuro ni que rememoren el pasado. (Les faltan, pues, la descripción, y la narración, como poco. Aparte de otras funciones lingüísticas como el metalenguaje, la poesía, las órdenes y peticiones verbales, las promesas... toda una colección de actos que son actos de habla. Pueden lograr algunos de los efectos que nosotros logramos perlocucionariamente, mediante el uso del lenguaje, pero en su caso no son perlocucionarios porque no hay una locución previa).

Los sistemas de comunicación animal (señales visuales, llamadas, gestos) no surgieron originariamente con esa finalidad; se utilizó para fines comunicativos algún sistema que originalmente tenía poco o nada que ver con la comunicación. (Es lo que Stephen Jay Gould llama exaptación: aquí, exaptación para la comunicación. El lenguaje también es producto de una exaptación). Y el problema que encontramos con el lenguaje es que los sistemas de comunicación animal de nuestros parientes más próximos, los grandes simios, no son nada prometedores como material para extraer de ellos palabras, o frases, o significados.


Las llamadas de supervivencia se realizan en función de la perpetuación de los genes. Así son menos frecuentes las llamadas de aviso a quienes no son parientes cercanos, por un cálculo espontáneo del gen egoísta. Las señales de reproducción también van destinadas a aumentar la aptitud de supervivencia. Y la afiliación al grupo también beneficia la supervivencia del individuo.

Los humanos tienen muchas características únicas o muy distintivas de lo específicamente humano: el bipedismo, la falta de pelo, el blanco de los ojos, la precisión de manipulación... "Pero ningún otro rasgo único de ninguna otra especie está tan aislado del resto de la evolución como lo está el lenguaje" (20). Y el asunto no es que sea único, sino que sea distinto en carácter. Tiene la apariencia de algo surgido de ninguna parte. La materia prima de la evolución para crear el lenguaje debería tener estas características que lo separen de otros medios de comunicación animal: tendría que ser un sistema refinable, y tendría que ser desconectable de las situaciones presentes relacionadas con la aptitud para sobrevivir. ("Y eso son tres tareas en una en realidad: el sistema tendría que desconectarse de las situaciones, de los acontecimientos presentes, y de la aptitud" - 21). "Así que para llegar hasta el lenguaje, la referencia de las unidades significativas—signos o palabras—tiene que transferirse de alguna manera desde las situaciones concretas hacia los conceptos que tenemos de cosas concretas del mundo" (22). Los sistemas de comunicación animal (SCA) están atados a la inmediatez del momento presente: no hay avisos por anticipado de lo que podría suceder mañana ni rememoraciones del ayer: se refieren al entorno inmediato. "Las palabras, en cambio, se usan relativamente poco para tratar lo que tenemos delante de los ojos" (22). Seguimos teniendo y usando el lenguaje corporal para comunicarnos in praesentia, pero las palabras hacen otras cosas. "No hay ninguna señal de SCA que tenga lugar en ninguna situación que no se refiera directamente a la aptitud" (23). Y esa función la hacen bien los SCA; los animales no tienen lenguaje porque no lo necesitan Por eso tuvo que tener una fuerte presión selectiva el lenguaje, ser útil desde el principio, para poder desarrollarse, ya desde la primera palabra: "Si no, nadie se hubiera molestado en inventar más palabras" (24). Las teorías dominantes sobre el origen del lenguaje no tienen en cuenta suficientemente la especificidad del lenguaje frente a los SCA. No tendría sentido evolutivo la creación de un sistema infinitamente más complejo que el de los SCA si fuese para hacer lo mismo.

Hay modas en paleoantropología. Primero fueron los cazadores y fabricantes de herramientas lo que llamaba la atención, y se asoció el origen del lenguaje a ese razonamiento. Luego, en los años 1990, se primaba la inteligencia social, la mujer recolectora, etc. Así que se desarrollaron teorías del origen del lenguaje asociadas a la interacción social. (Y aquí se hizo sentir especialmente la visión primatecéntrica de las investigaciones recientes, que para Bickerton es errónea).


Una de las teorías de "inteligencia social" comenta Bickerton, la teoría de Robin Dunbar de que el origen del lenguaje va asociado al cotilleo y al acicalamiento mutuo (igual que los chimpancés se despiojan). El error es creer que porque una función del lenguaje sea dominante hoy (el cotilleo, el contacto fático, etc.) el origen tuvo que estar asociado a esa función. Las primeras palabras tuvieron que ser mucho más vitales selectivamente para la supervivencia, y sólo después con el crecimiento del lenguaje se aplicó éste al cotilleo. Una teoría del origen del lenguaje debe pasar las siguientes pruebas

- la de la singularidad
- la de la utilidad inmediata
- la de la ecología
- la de la credibilidad
- la del egoísmo

Singularidad: Por qué ninguna otra especie tiene lenguaje. Está claro que el lenguaje, una vez desarrollado, contribuyó a la competencia evolucionaria, pero tuvo que hacerlo ya desde el principio para poder desarrollarse at all. Hay teorías que asocian el lenguaje a la búsqueda de poder y status, a la selección sexual por parte de las mujeres... pero estos factores se dan también en otras especies. Estos factores pueden influir en el lenguaje una vez hay ya una gama de aptitudes lingüísticas entre las cuales seleccionar. Pero para eso tuvo que surgir primero la aptitud; el origen mismo del lenguaje (tema de este libro) es previo a los efectos de la selección sexual o social sobre el lenguaje.

Ecología: A saber, que las teorías sobre el origen del lenguaje deben estar en consonancia con lo que sabemos sobre la ecología de los ancestros humanos. El error frecuente ha sido asimilar estos ancestros humanos a los simios actuales en cuanto a su comportamiento.


"Puede que nuestros antepasados remotos no fueran mucho más listos que sus primos los simios, pero vivían en entornos dramáticamente diferentes y se ganaban la vida de maneras completamente distintas. A menos que uno crea que hay genes universalmente uniformes que imponen comportamientos idénticos allí donde se den (algo que ha sido decisivamente refutado por la biología moderna) hay que darse cuenta de que unos simios parcialmente arborícolas y que viven en entornos selváticos son modelos muy malos para entender la manera en que se comportaban los protohumanos" (30).

Credibilidad y egoísmo: Amotz Zahavi teorizó el problema de las señales baratas. Una vez hay señales disponibles para la comunicación, se pueden usar para engañar. Por eso, la credibilidad de las señales exige que sean costosas. Ahora bien, las palabras parecen ser baratas. Especialmente si tenemos en cuenta el estudio de las estrategias maquiavélicas entre primates para engañarse uno a otro (Byrne y Whiten), incluso antes del lenguaje. El problema es que si las palabras son baratas, ¿de dónde podría haber venido el ímpetu evolutivo para desarrollar un sistema complejo de palabras? El cotilleo especialmente parece el modelo mismo de señal barata. Transmitir información útil que conoce A sí parece beneficios para B, pero ¿cómo se explica que A la quiera transmitir? Concluye Bickerton que los primeros actos lingüisticos hubieron de ser tales que beneficiasen de modo directo tanto al oyente como al hablante.

Hay que rechazar la "falacia del cerebro grande". Es decir, "la teoría de que a medida que se iban haciendo mayores los cerebros, nuestros ancestros se fueron volviendo más inteligentes hasta que finalmente fueron lo suficientemente inteligentes como para inventar el lenguaje" (32). Es una falacia con muchos adeptos entre los científicos evolucionarios, dice Bickerton, y de una manera un tanto exagerada, arguye que "que yo sepa, nadie ha demostrado una correlación entre el tamaño del cerebro y la capacidad de planificación" (33). Según Euan Macphail, hay tres niveles de inteligencia según el aparato mental con el que los animales hacen las cosas. Hay organismos capaces de asociar un estímulo y una respuesta. Otros son capaces de asociar un estímulo con otro estímulo (todos los vertebrados y hasta algunos invertebrados). Y luego está el lenguaje. Según Bickerton, el cerebro no crece de por sí. Crece cuando se necesita más capacidad para hacer algo que ya se hace: "Dicho de otro modo, el aumento de tamaño cerebral no dirige la innovación—es la innovación la que conduce al aumento de tamaño cerebral (...). No es que consiguiésemos un cerebro mayor y mejor que luego nos dio el lenguaje: conseguimos el lenguaje y eso nos dio un cerebro mayor y mejor" (34)—(Aunque parece obvio que esto está pidiendo a gritos un proceso de feedback entre las capacidades lingüisticas, la inteligencia y la capacidad cerebral).

En suma, para Bickerton el lenguaje no ha evolucionado a partir del sistema de comunicación animal (SCA) del último ancestro con los simios. Recuerda que él formuló la paradoja de la continuidad: "el lenguaje tiene que haber evolucionado de algún sistema previo, y sin embargo no parece existir tal sistema previo a partir del cual pudiese haber evolucionado" (35). Antes había propuesto Bickerton la teoría de sistemas de representación mental, mapas conceptuales del mundo que iban conectados a las estrategias de alimentación de los protohumanos, y que cuando se volvieron elaboradas hicieron surgir un protolenguaje, diferente y separado de los SCA... por alguna súbita mutación inexplicada. A esta teoría le faltaba el concepto de la construcción de nichos ecológicos que ahora le ayuda a Bickerton a desarrollar su teoría de modo más creíble y más articulado con la biología, y más continuista con los ACS.

Hay que estudiar qué pudo hacer que los SCA evolucionasen hacia una forma de protolenguaje, y asociar ese desarrollo a la construcción de un nicho ecológico particular que favoreciese esa evolución hacia una forma de comunicación más lingüística.


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